Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
¿Para qué escribir?, ¿Por qué registrar la palabra?, ¿Qué tenemos que decir?, ¿Para quiénes escribimos?, ¿Cuáles son las intenciones de nuestras palabras?, ¿Qué es necesario decir?, ¿Cómo lo decimos?, ¿Qué implica escribir?, ¿Qué buscamos comunicar?, ¿Qué provoca nuestras palabras?
Muchos escriben por placer, muchas otras y otros escribimos por necesidad. Necesitamos: romper el silencio impuesto, contrarrestar el olvido, evidenciar la mentira, generar dudas ante lo establecido, incomodar por decir lo que no se quiere escuchar o leer, registrar lo que nos sucede día a día desde nuestra realidad, disgustar por la irreverencia de nuestras palabras porque estas no tienen dueño y no se inscriben por dinero ni por fama, decir lo que no se dice, generar ideas, provocar cuestionamientos, movernos el piso, construir conocimiento, destruir preceptos.
Escribimos por la necesidad de perder el miedo, para que no se hable en nuestro nombre, para que no pongan palabras en nuestras bocas y mentes sino comprometernos a generar nuestra propia historia, nuestra propia voz. Escribimos por la necedad de seguir existiendo.
Escribimos porque estamos cansadas, cansados de repetir lo que leemos, de memorizar lo que otros piensan sobre nuestros pueblos y culturas. Escribimos por memoria, para no olvidar cómo nuestros idiomas pasaron de un registro espléndido al intento de su anulación y el porqué de esto. Escribimos para que muchas otras escriban, para que cada vez seamos más. Escribimos porque tenemos mucho que decir y escuchar.
Escribimos para que nuestra historia no nos la cuenten otros, para no morir sino vivir en nuestras palabras, para que se escuche fuerte lo que tenemos que decir, para no darle más lugar a los estereotipos y falsedades que se construyeron en nuestra contra, para develar la intencionalidad de hacernos creer en esas mentiras. Escribimos para aportar.
Escribimos por ideología porque no hay neutralidad en la palabra, para darnos fuerzas, para seguir caminando, para no sentirnos solas, para hermanarnos y cuestionarnos todas las veces que sean necesarias. Escribimos para desconstruirnos, para ubicar en nuestras vidas los efectos de este sistema de muerte y cambiar, cambiarnos. Escribimos para no detenernos.
Escribimos porque tenemos el compromiso de escribir para nosotras y nosotros, nuestra gente, nuestros pueblos, nuestras necesidades. Escribimos nuestra responsabilidad y necesidad de escribir en nuestros idiomas, desde nuestros pensamientos. Escribimos para recordar de dónde venimos y comprender cómo llegamos hasta acá, para luchar. Escribimos luchando, escribimos que buscamos vencer.
Escribimos nuestra voz, nuestra palabra para que sean herencia para las y los del futuro, para volvernos a conectar con nuestra raíz. Escribimos palabras como ombligos que llaman, que jalan hacia adentro de nuestro origen. Escribimos para aliviar el dolor, para calmar nuestras angustias.
No escribimos porque seamos buenas escribiendo. No escribimos para agradar o complacer. No hablamos para gastar palabras. No escribimos por gusto, tampoco para que estén todos de acuerdo. Escribimos para que nos cuestionen también.
Yojtz’ib’an chi man yojk’is ta’, chi man tikäm ri kina’oj ri qati’t qamama’, chi man tiqamestaj ri kitzijonik qate’ qatata’.
No escribimos por escribir, no hablamos por hablar.