Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@lifung.com
Ha pasado otra semana y la aprobación de la iniciativa “Crecer Sano” para suscribir el préstamo con el BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento), parte del Banco Mundial, por 100 millones de dólares para combatir la desnutrición crónica infantil sigue sin llevarse a cabo en el Congreso.
Perdón, estimado lector, que esta es la tercera semana consecutiva que expongo sobre este tema, pero desde que comencé a escribir en La Hora, si algo he repetido hasta el cansancio como elemento fundamental e indispensable para que Guatemala sea un país competitivo y tenga una mínima oportunidad de desarrollarse de forma sostenida, es erradicar la desnutrición crónica infantil. Y por eso me parece inadmisible que nuestro Congreso siga dando largas a este tema. Ahora se pone como pretexto la falta de quórum en la sesión de ayer miércoles, cuando en realidad lo que hicieron los diputados fue anteponer sus mezquinos intereses para intentar aprobar la ley de reconciliación antes que el proyecto “Crecer Sano”. El mismo Presidente del Congreso ejemplifica el obtuso pensamiento de su Junta Directiva, indicando que “la izquierda” saboteó la aprobación del préstamo al romper el quórum, cuando ellos mismos (la Junta Directiva) pudieron perfectamente agendar la aprobación del préstamo como punto previo a discutir la ley de reconciliación, si es que para ellos terminar con este mal que azota a uno de cada dos niños guatemaltecos fuera realmente una prioridad. Nos dejaron un mensaje muy claro: NO ES PRIORIDAD PARA LA DIRECTIVA DEL CONGRESO COMBATIR LA DESNUTRICIÓN CRÓNICA INFANTIL.
Y no es que simpatice con la izquierda, ya que profeso una ideología de centroderecha y soy fiel creyente de la economía social de mercado como el mejor sistema económico para que un país logre un crecimiento económico importante y un desarrollo incluyente y sostenido en el tiempo. El principal motivo por el que considero una inmundicia la actitud de la Junta Directiva de nuestro Congreso es que el préstamo fue aprobado por el BIRF en marzo de 2017 y fue dictaminado por la Comisión de Finanzas del Congreso en marzo de 2018, por lo que han tenido prácticamente un año para aprobarlo. Sin embargo, se aprovechan de lo apremiante de su aprobación y la utilizan abyectamente para chantajear a los diputados que están en contra de la ley de reconciliación para que integren quórum y logren su cometido, aprobarla (la ley de reconciliación). No se puede esperar nada de semejante bazofia.
Es indignante la actitud de quienes nos gobiernan desde los distintos poderes del Estado, ya que pudiendo tomar acciones propias de un estadista y afectar positivamente las vidas de millones de connacionales, prefieren atender los intereses cutres de un pequeño grupo de ciudadanos, ellos mismos incluidos, en detrimento de las futuras generaciones de nuestra nación.
Igual o peor aún, es que, en esta época preelectoral, ninguno de los flamantes candidatos a cargos públicos se haya siquiera pronunciado ante esta atrocidad perpetrada por el Congreso y su Directiva. Un oscuro presagio de lo que se nos viene.