Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Si usted alguna vez se ha preguntado si todo esto que pasa en nuestra querida Guatemala es casualidad, la respuesta es un sencillo y rotundo NO. Todo empezó con el deseo de algunos de asegurarse impunidad ante la inevitable situación de que debían enfrentar la justicia por sus actos del pasado.
Tras meses de muchos planes, primero fue el non grato, luego cifraron plena esperanza en la salida de Thelma Aldana y la llegada de Consuelo Porras al Ministerio Público (MP). Aunque a un ritmo diferente, los casos seguían saliendo y hubo quienes volvieron a insistir: “Se los hemos dicho, mientras esté la CICIG en Guatemala, estamos jodidos y debemos hacer algo”.
Pero alguien más dijo, “sí, pero tenemos el problema de que la Corte de Constitucionalidad (CC) nos para la mano para detener la lucha y a ese paso, en manos de la CC quedarán los temas legales-electorales” y a partir de ahí se empezó a calibrar de manera milimétrica cada paso en búsqueda de impunidad.
Esto era un dilema porque quienes iban a apoyar ese asalto a la CC habían sido los mismos que han pedido certeza jurídica y han vinculado la certeza a la atracción de inversiones y a todo el tema económico por eso acordaron que solo incentivarían desobedecer a la CC en el tema CICIG y alguno electoral si no era de su conveniencia.
Sumado al llamado de que los fallos de la CC en torno a CICIG eran ilegales, apoyaron el intento de procesar a los tres magistrados de la Corte Constitucional que no han favorecido al Presidente y sus aliados con sus fallos y resoluciones, por eso es que nunca dijeron ni pío respecto a las acciones legales ni por el pago que el Congreso le hizo a la Asociación de Dignatarios de la Nación.
Luego, cuando el Gobierno anunció el fin de la CICIG el 7 de enero, sendos campos pagados salieron en apoyo y siguieron con el plan de atacar buscando debilitar a la CC y como estamos en el 2019 y es tiempo de elecciones, todos los que han apoyado esfuerzos pro impunidad han trabajado para cerrar filas alrededor de Zury Ríos (lo dicen abiertamente), porque dicen que con eso se quitan a “Sandra y Thelma” y porque con Roberto Molina Barreto a bordo vuelven a tener la injerencia que tuvieron en el pasado, hasta en la misma CC.
Ayer el mismo CACIF se vio en la necesidad de desmentir un comunicado en el que alguien, de manera “maliciosa”, quiso hacer evidente que estaban maniobrando en favor de Ríos. “El sector empresarial organizado no se ha pronunciado sobre la situación particular de candidato alguno”, dijeron. Sería interesante indagar más en el hecho que alguien los haya deseado hacer ver tan pegados a Zury y ojalá alguna investigación diera con el origen del comunicado.
El ataque a la CC busca que en el tema electoral, quienes iniciaron todo este desmadre en busca de impunidad no tengan obstáculos que los hagan sentir que puede darse un resultado que permita continuar de manera plena con la lucha contra la corrupción, el avance de los casos y los procesos para hacer los ajustes al sistema que está cooptado y colapsado.
Con todo este contexto, llaman poderosamente la atención las declaraciones de Molina Barreto en las que critica fuertemente a Gloria Porras en la CC. ¿Por qué esa histeria?
Quienes han orquestado todo esto no se han dado cuenta del daño que le han causado al país, y menos miran las consecuencias, que aunque tarden, tendrán que pagar por sus actos.