Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Los amigos, asesores, quienes desde la cárcel operan aún lo que pasa en el país y los particulares que aspiran, confían e invierten para vivir en una Guatemala impune, le plantean al presidente Jimmy Morales que no hay mucho de qué preocuparse porque el país es capaz de sobrevivir aislado del mundo y por eso lo incentivan a seguir adelante con sus planes y con las mentiras que él y sus allegados dicen y ejecutan a diestra y siniestra.

En aquellos momentos en los que todavía pesaba la presencia de Nikky Haley, muchos le decían a Morales que le hiciera ciertos desmanes a los Estados Unidos porque toda la ayuda e incluso el dinero de la Alianza por la Prosperidad se conseguía con empresarios locales y con aliados de otras partes del mundo que han estado dispuestos a apoyar a países de la región y citaban los ejemplos de Nicaragua (Gobierno al que todavía no condenan) y Venezuela.

La presencia de la exembajadora ante Naciones Unidas les era útil porque la señora Haley les ayudaba a lavar cara. Sus esfuerzos eran complementarios a los del lobby pro impunidad y durante mucho tiempo, ganaron terreno sin muchos obstáculos, pero desde el 7 de enero del 2019, día en el que el Gobierno pateó la mesa tras no agradarle las respuestas de la ONU, Estados Unidos se dio cuenta que quizá no siempre se les dijo la verdad y ahora no había Haley que les maquillara la realidad.

Luego de eso han venido actos berrinchudos como los de Mario Duarte, quien amenazó con ir a dejar a la puerta de la Embajada los Jeep J8 que el Gobierno no usa tanto contra el narcotráfico (Dios sabrá por qué) sino para intimidar a la población civil y declaraciones que por mentirosas que sean, buscan congraciarse con Donald Trump y así se debe entender la de vaqueros que se echó Duarte en FOX, al punto que ni la presentadora le creyó.

Dentro de ese contexto, hay que entender las acciones contra el Embajador de Suecia, Anders Kompass y la reacción del Gobierno al decir que el hecho que lo hayan llamado a Consulta es algo “normal”. Claro está que ahora para la diplomacia de Guatemala es normal ser cualquier cosa menos diplomática en el manejo de las relaciones con la comunidad internacional que “no se hacen los babosos de la realidad nacional”.

Venden, una vez más, que lo de Suecia no es tan grave porque “en todo caso Guatemala sale ganando” al no tener aliados como el país europeo, pero nadie le dice a Morales que el efecto de esa situación puede ser el principio de un eventual aislamiento europeo porque en el viejo continente no toman ni seguirán tomando a la ligera la manera en la que han tratado a Kompass y a Suecia.

Si el Gobierno no endereza el rumbo de su meta pro impunidad y siguen los ataques a la relación con Suecia, podríamos estar frente a un escenario que no solo complicará las relaciones internaciones del país, sino también las relaciones comerciales y el intercambio económico con Suecia y la Unión Europea.

Los que aquí condenan a Maduro y a Ortega (a este último en menor medida porque hasta hace poco era modelo a seguir) se esfuerzan por ignorar que lo que está haciendo Morales fue hecho en su momento por dos prominentes dictadores de América Latina, pero como ahora el mandatario chapín es su salvoconducto de impunidad no solo le toleran sus acciones sino le incentivan a más locuras porque la desesperación es grande.

El Mundo cada vez se da más cuenta que en Guatemala lo que hay son esfuerzos por instalar una dictadura de corrupción e impunidad y cada vez lo hacen más evidente y no, no podremos vivir aislados del mundo pero cuando eso pase ya sabremos quiénes son los responsables.

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