Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Eros, dios del amor y la sexualidad en la mitología griega, asociado con la relación amorosa humana y también a la pulsión creativa, a ese espíritu permanente de renovación y florecimiento que se observa en la naturaleza.

El Día del Cariño, día del amor, día de la amistad celebrado 14 de febrero, es una fecha denostada por sus implicaciones mercantilistas, pues quienes mejor la disfrutan son los grandes comerciantes; también constituyó una ocasión para reflexionar sobre las variadas interpretaciones que se le da al término hoy en día.

Me refiero hoy al sentimiento de amor que marcó mi vida como maestro y profesor; fui influido por el eros pedagógico, es decir por el amor a la función docente, a la práctica educativa y la investigación. Mostrar el amor a la docencia es un requisito esencial para su ejercicio; si se carece de él, de esa cualidad, nunca podrá ejercerse la enseñanza de forma completa en ninguno de sus niveles.

En mi particular concepto, eros pedagógico es el sentimiento que surge al ver en los alumnos de todas las edades, sus almas en formación y crecimiento, y darse cuenta de que, a través del conocimiento que se les imparte podrán crear y desarrollar sus aptitudes; en otras palabras, para desplegar su vida hacia su máximo desarrollo.

El ejercicio docente requiere integridad y honestidad; quien la ejerce por y para intereses individualistas de orden económico, actuará de forma timorata o pusilánime pues sus objetivos estarán orientados a conseguir un sueldo o salario sin interesarles el desarrollo humano de sus alumnos.

Existen docentes que sienten aversión hacia la profesión que ejercen con sus alumnos; abundan esos malos maestros, profesores y catedráticos en todos los niveles educativos, pues se proyectan hacia sus alumnos queriéndose desquitar de sus frustraciones y torcidos senderos, aparte de sus problemas económicos regulares.

En mi caso, ejercí la docencia superior y con frecuencia experimento la sensación del deber cumplido cuando luego de algún tiempo los antiguos alumnos se convierten en colegas de profesión y alcanzaron alguna judicatura e incluso la magistratura en la Corte Suprema de Justicia; también con exalumnos del nivel medio, exitosos en el desarrollo de mil actividades diarias (bomberos, médicos, comerciantes, maestros, contadores, aviadores y mil actividades más) convertidos en personas de bien al servicio del pueblo, que de una u otra forma sufragó sus estudios.

Por ello, luché contra las autoridades políticas que han dirigido la educación, para cambiar decisiones negativas para el proceso educacional pues imponen cambios técnico-pedagógicos en áreas y disciplinas que no conocen, basándose en su lógica común, poder de decisión e imposición, pero haciendo un daño tremendo al conglomerado estudiantil.

Ejemplo de ello es la aberración que están imponiendo en el Instituto Técnico Vocacional “Dr. Imrich Fischmann” manoseando con sus manotas sucias un plan de estudios que ha funcionado a la perfección durante muchísimos años; ahora, estas autoridades educativas actuales lo rebajan en su calidad sin conocimiento de causa.

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