Danilo Santos
Es tanta la información y desinformación en el ambiente político preelectoral, que se hace difícil discernir las fuentes serias de las espurias. Claramente se pueden identificar los ataques de los más grandes y organizados en una agenda común, contra quienes ellos creen les pueden competir. Están los que tratan de ganar notoriedad golpeando a los que ya la tienen; por su lado están los que despotrican por todo con tal de que algo les resulta y los haga visibles. Pero y los que orquestan de manera matemática todo, esos dónde están, no salen en los medios ni son objeto del escarnio público. Quién decidió las candidaturas presidencial y vicepresidencial del partido oficial. Quién o quiénes decidieron que la reforma a la Ley de Reconciliación es una necesidad urgente para olvidar y alinear. Quiénes son los plenos convencidos de que hay que tener una ley de oenegés (las y los diputados no lo son, también tienen las propias o se aprovechan de ellas). Quién decidió dar tanto poder a Jimmy Morales, tanto que fuera contra la propia Corte de Constitucionalidad. Quién al fin logró sentar a los tres presidentes de los tres organismos del Estado.
Yendo más allá, quién decidió hacerle la “guerra” a Naciones Unidas y su Secretario General, a la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala. Quién tuvo el poder de alinear a la Fiscal General. Quién pone en los discursos presidenciales que no hay que perseguir a los empresarios, o en el del Legislativo, que ya “basta de colonialismo”.
Las capas medias urbanas medianamente formadas y los medios de comunicación tenemos mucho de responsabilidad en seguir el juego de los invisibles titiriteros que han logrado cercar su finca nuevamente; todo se nos va en hablar de la judicialización de la política electoral y la mediatización de la justicia. Se nos olvida que mientras estamos ocupados pensando en quien será el nuevo mesías electoral, el país se cae a pedazos, material y socialmente. Por mucho que quieran presentar resultados halagüeños desde gobernación, por el otro con insolencia cuasi ignorante, ofrecen devolver apoyos importantes para la lucha contra el crimen organizado.
Al final, no hay norte en Guatemala, no hay brújula, no hay horizonte común. La cosa se trata de hacer lo que sea necesario para mantener el hermetismo y la gente pueda sino morir, que también muere, vivir y sufrir en paz y con conformidad su desgraciada vida de lacayo en pleno siglo veintiuno. Las personas que hacen política solo siguen un guion y no ha habido uno solo, una sola, que sea capaz de desvelar los verdaderos problemas y causas del país. Así las cosas, llámenme pesimista, pero se nos vienen muchos años más de abusos, violencia y retraso respecto a los avances globales en educación, medicina y, en suma: civilización.
Ustedes, dueños de la finca, son los más corruptos y ladrones desde el principio de la historia de la República. Se protegen y usan a cualquier alfeñique para defenderlos. Y todo lo hacen con una precisión matemática.