El fin de semana se produjo un penoso incidente que derivó en el atropello a la dignidad de Pablo Xitumul, juez del Tribunal de Mayor Riesgo C, quien fue agredido verbal y físicamente por un agente de la Policía Nacional Civil luego de haber sido detenido el vehículo del juzgador cuando éste viajaba con sus hijos y nietos menores de edad. El oficial a cargo del operativo ordenó que bajaran del auto a los pequeños, a lo que se opuso Xitumul, dando lugar a la violenta reacción del oficial, situación que quedó grabada en videos captados por teléfonos celulares.
La Constitución establece la facultad de realizar registros de vehículos y personas cuando se establezca causa justificada para ello, pero en los últimos meses se ha vuelto a la práctica de realizar operativos policiales de registro indiscriminado, sin causa justificada, lo que afecta no sólo a las personas que son arbitrariamente detenidas sino al tráfico en vías de alta congestión de vehículos. Y por si fuera poco, se obliga a los tripulantes de los automóviles, sin que importe su edad o sexo, a bajar para ser sometidos a un minucioso registro.
El tema a discutir es lo que se puede considerar como causa justificada porque tal y como están las cosas cualquier capricho puede explicarse como una causa justificada y es preciso que existan normativas claras al respecto. Los puestos de registro, sobre todo cuando son instalados en los mismos lugares, no son un instrumento eficiente porque cualquiera que desee evadirlos simplemente no circula por donde son sistemáticamente instalados. Pero lo más importante es que la misma Constitución dice que debe garantizarse el respeto a la dignidad, intimidad y decoro de los particulares, lo cual evidentemente no ocurrió en el caso del funcionario judicial que fue agredido de manera verbal y física simplemente por estar reclamando el respeto a su dignidad de persona, no digamos a la investidura que tiene como Juez.
En varias ocasiones hemos recibido en la redacción quejas por el comportamiento de algunos agentes en los puestos de registro y destacan las de muchas mujeres obligadas arbitrariamente a descender de los vehículos por orden del agente que marca la detención. En La Hora hemos destacado la actitud de muchos de los agentes de la Policía Nacional Civil que demuestran su entrega profesional hasta arriesgando la vida por servir a la ciudadanía, pero también es preciso señalar los errores o abusos que se cometen. Desafortunadamente la pérdida de profesionalización de los mandos se refleja en una mala actitud que empieza a propagarse.