Félix Loarca Guzmán
Antes de finalizar su reciente visita a Panamá, el Papa Francisco formuló un histórico llamado a las partes involucradas para realizar los mayores esfuerzos a efecto de encontrar una solución pacífica a la actual situación política que vive Venezuela.
El llamado del Papa ha sido oportuno, pues fortalece la propuesta de México y Uruguay, de una mediación, para facilitar un diálogo en busca de la paz entre la oposición y el sector oficial, dentro de un marco de respeto a la soberanía y la independencia del país sudamericano.
Tanto la postura del Santo Padre como la de México y Uruguay, deberían ser tomadas en consideración como un aporte para evitar confrontaciones inútiles.
Los sectores beligerantes de Estados Unidos, encabezados por el presidente Donald Trump, que promueven un golpe de Estado en Venezuela, para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, deberían entender que la política de intromisión no les genera simpatías, sino animadversión. Estamos seguros que los estadounidenses no aprueban que sus impuestos se destinen a derribar a gobiernos de otras naciones.
En lugar de ello, los funcionarios de EUA deberían preocuparse por buscar solución a los ingentes problemas que enfrenta el pueblo estadounidense, como la pobreza, la violencia, y el consumo de drogas que es el principal flagelo de esa sociedad.
Es bueno recordar que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, y ello siempre ha alentado la voracidad de las empresas multinacionales, dedicadas al negocio del oro negro.
Desde el ascenso al poder del presidente Hugo Chávez, Venezuela nacionalizó la explotación del petróleo, para garantizar que la renta respectiva quedara en ese país destinada al impulso de los programas sociales. La nacionalización no fue del agrado de Estados Unidos y desde entonces se agudizó el acoso contra el gobierno de Caracas.
Algunos gobiernos de países satélites de Washington, caracterizados por ser completamente impopulares, apoyan el plan golpista. Entre ellos el del presidente Juan Orlando Hernández, de Honduras, quien llegó a ese puesto producto de un fraude electoral avalado por Estados Unidos, y el Secretario de la OEA, señor Luis Almagro.
Más de cien países encabezados por Rusia y China, apoyan al Gobierno de Nicolás Maduro. El pasado sábado hubo una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, solicitada por Estados Unidos para tratar el tema de Venezuela. En esa ocasión, el representante de EUA, abiertamente se puso de lado del golpe. Dijo que el actual gobierno de Venezuela es una amenaza para la paz internacional.
Ante ello, el Embajador de Rusia, Vassily Nebenzia, señaló: “Si algo representa una amenaza a la paz, es la descarada y agresiva postura de Estados Unidos y sus aliados enfocada a deponer al Presidente de Venezuela electo legítimamente”.
El historiador guatemalteco, Rafael Cuevas Molina, opinó que “Aunque es Venezuela sobre la que llueven todos los golpes, somos todos los latinoamericanos los que deberíamos sentirnos humillados y ofendidos con esto que estamos viviendo”.