Cartas del Lector

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Marco Tulio Trejo Paiz

A finales del año pasado y principios de este año empezamos con estadísticas donde se incrementaron los accidentes de tránsito de motoristas; es un tema preocupante, pero sobre todo indignante porque muchas personas que viajan en las carreteras de este país, salen de paseo con sus familias y terminan encauzados en procesos judiciales por la irresponsabilidad de pilotos que no respetan la Ley de Tránsito.

Es importante resaltar que sí es necesario y justo que cuando ocurre un accidente de tránsito, los pilotos involucrados deben quedar ligados a una acción judicial, porque al final y al cabo se debe aclarar lo sucedido.

Pero lo malo en este caso es que muchos se aprovechan de un percance para salir en caballo blanco, incluso contratan abogados, quienes aún a sabiendas, de que su patrocinado tuvo la culpa, por lo que insiste en demandar con pagos para curar las lesiones y van en ganancias repartidas, lo cual se constituye en un negocio redondo.

En el caso de los motoristas estos viajan contra todas las reglas de tránsito y lo podemos ver en carreteras o calles citadinas, en primer lugar excesiva velocidad, circulan en zig-zag, rebasan por lado derecho o bien entre dos vehículos, se pasan los semáforos en rojo, aunque todo esto contraviene lo que enmarca la Ley de Tránsito, pero al final nadie hace nada.

Si las entidades de tránsito hicieran un ejercicio sencillo de preguntarle a los señores motoristas qué pueden y qué no hacer detrás del timón, podría apostar que no saben y si lo saben les importa un comino, porque no hay ningún jefe policial que le interese hacer algo en este tema.

Cuándo en Guatemala nos interesa hacer algo se nota que sucede y se percibe la actitud institucional para tratar de corregir algún problema, siempre pensando en el bienestar de las mayorías, quienes se ven afectadas con este tipo de sucesos que nos afectan en tiempo, dinero y pago de honorarios legales para evitar .

En los doce meses de 2018 se lesionaron más de 400 personas en accidentes de motocicletas, lo que hace más de una persona diariamente reportada por los cuerpos de socorro, lo cual nos indica lo que está pasando, pero solamente basta con salir a la calle, para ver el caos que hay en la cinta asfáltica.

Es bien importante indicar que las diferentes Policías Municipales de Tránsito (PMT), están agarradas de manos y no pueden sancionar a estos cafres del volante, por es eso se hace necesario que la Comisión de Comunicaciones del Congreso de la República, haga una revisión de lo que está pasando y tomen cartas en el asunto, pero al final vuelvo a repetir que nadie hace nada.

Pero si todo esto fuera poco, los motoristas se han vuelto montoneros, uno tiene un accidente con alguno de ellos y rápidamente para una jauría de motociclistas que instan a que el piloto del vehículo, sea que tenga la culpa o no, se vea amenazado de ser linchado.

He tenido la oportunidad de ver este tipo de casos y en otros lo que me ha pasado es que uno viaja en su vehículo, como Dios manda, pero quiere trasladarse de un carril a otro, pero no puede porque los señores motoristas se creen dueños de la carretera y pitan, encienden luces y nos recuerdan la parentela y si es una mujer hasta la acosan o intimidan, porque simplemente se les da la gana y lo peor de todo es que nadie hace nada. ¡Pero como dicen Juan Pueblo, intente hacerlo usted y verá cómo sale multado!

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