Eduardo Blandón
¿Cuánto leemos los guatemaltecos? Al parecer no deja de ser un misterio. A veces aparecen estadísticas y opiniones que los libreros y editores tienen sobre el tema. No hay entre nosotros estudios profundos. Así, mientras algunos muestran un escepticismo extremo basado en su propia experiencia, otros son más optimistas fundamentados igualmente en lo que ven y han sido testigos.
El sitio digital de “Soy 502” reporta que el Consejo de Lectura de Guatemala, revela que de cada 100 personas solo una lee por placer; “una estadística muy alejada de los países con más hábito en Latinoamérica, como Argentina y Chile, que según el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) tienen un promedio de lectores de más del 70 por ciento”.
Con toda certeza nuestro contexto condiciona la posibilidad de que podamos ser un país de lectores, aunque no dudaría que lo digital haya potenciado e incrementado su número. El “Big Data” ha favorecido el acceso a lecturas que en el pasado no solo eran quizá virtualmente imposibles, sino que las ha hecho ubicuas. Por ello, no sería raro que la industria editorial haya sufrido el embate de la web en sus ventas.
Algo de eso ha expresado la Federación de Gremios de Editores de España en un estudio titulado, “Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2018”. Hay información distinta llena de interés. Por ejemplo, que un 38.2% de los españoles no lee nunca o casi nunca. Un 44.5% de los lectores lee habitual u ocasionalmente en dos o más lenguas. Y para confirmar lo que hemos dicho antes, que el lector digital es más intensivo, lee una media de 13.2 libros al año, frente a los 11.2 del lector que sólo lee en papel.
Lo digital ha venido a revolucionar la lectura facilitando su acceso. Por esto, llama la atención los cambios de hábitos al que se refieren las investigaciones. Una de ellas es la del sitio digital español, “dosdoce”, que afirma que las lectoras digitales superan a los lectores digitales en número (57% versus 43%) y, en su mayoría, sus edades se sitúan entre los 25 y los 45 años.
En el tema de comprensión de lectura, cada vez es más concluyente que no importa el soporte con el que se acceda a la literatura. Aparentemente se puede leer desde el smartphone, tabletas o computadoras de mesa sin que esto afecte la asimilación de las ideas que se revisan. Cierto, hay detalles a precisar. Si bien apenas hay diferencias en los índices de comprensión lectora en pantallas si el estudiante lee en una situación de estudio normal con su propio ritmo de lectura, “los investigadores también indican que existe un mayor índice de compresión lectora en libros en papel si los textos leídos son de carácter informativo o educativo, pero que no existen diferencias de comprensión lectora en pantallas si los textos son ‘únicamente narrativos’”.