Rolando Alfaro Arellano
La libertad del hombre en el Estado se llama
comúnmente libertad civil, o sea, la ausencia
de toda traba exterior que pudiera oponerse
al cumplimiento del deber moral del individuo.
José Manuel Estrada.
Desde hace años que el tema de la reforma procesal en nuestro país, se ha venido proponiendo por diversas vías, sea académica, por el Colegio de Abogados y Notarios y los diversos egresados de los estudios jurídicos, especialmente, en uno u otro caso hemos desarrollado.
Sin embargo, grande ha sido nuestro asombro al notar que gobiernos van y vienen, y no le ponen atención al tremendo atraso en el que nos encontramos.
En el caso particular, desde la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, seguimos la Carrera Judicial, completando, totalmente, las vías públicas y privadas. Y, en ningún momento, se pudo observar iniciativas que modernizaran el sistema escrito al oral.
Asimismo, se tuvo que consultar la jurisprudencia por crecer de una codificación moderna, lo que a la fecha continúa en el mismo peregrinaje. A esto se deben los atrasos en la emisión de fallos y audiencias, que muchos de los señores jueces no podrán desmentir.
Algunos medios de comunicación nos han demostrado la pobreza de los sistemas procesales actuales, y lo más vergonzoso es que suelen anunciar que existe juicio oral, cuando no lo es totalmente real.
Cuándo entenderemos que el juicio oral pleno ahorraría los disgustos y críticas hacia las autoridades judiciales cuando se tardan en la emisión de fallos.
Por otra parte, no todos los juzgadores se dan a respetar, pues aunque no lo crean no utilizan la toga o algún símbolo que los identifique íntegramente, quizás no han tomado en serio los consejos de grandes maestros que han escrito sendos tratados al efecto.
La toga representa la defensa de la justicia, del pundonor y seriedad de los juzgadores y la sabiduría de quienes la utilizan.
En el servicio que prestamos, siempre tuvimos la ocasión de enseñarle al personal de apoyo próximo a graduarse la importancia del trabajo desempeñado, y la atención que se le dio a los interesados en acudir a los tribunales. Los antecedentes, sin duda, archivados no nos mentirán.
Por este medio, llamamos la atención de los señores trabajadores, profesionales de la administración de justicia, luchen por su prestigio para que la historia no los juzgue como poco interesados en modernizar la administración de justicia. Ello significará, totalmente, mejorar la imagen de los administradores de justicia.
Finalmente, si se tuvieran dudas lo mejor es consultar los textos de la doctrina nacional e internacional.