Otra caravana de migrantes que se organizó en Honduras está ahora atravesando el territorio nacional magnificando ese fenómeno de masivo éxodo de centroamericanos en busca de oportunidades en Estados Unidos. Ayer mismo el Embajador Luis Arreaga emitía un llamado lleno de razones a los que piensan en migrar, advirtiendo que serán capturados y deportados como resultado de la política implementada en su país, pero pese a la cantidad de deportaciones que se dieron el año pasado y las advertencias, la gente se sigue arriesgando y emprende la dura travesía con la esperanza de encontrar en el Norte las oportunidades que sus países no ofrecen.

La migración ha incrementado como consecuencia de las fragilidades de los Estados de Centroamérica para atender las ingentes necesidades de su población. Dedicados básicamente al saqueo y la corrupción, abandonaron la institucionalidad y el cumplimiento de sus fines esenciales porque todo, absolutamente todo, gira en torno al enriquecimiento que se deriva del ejercicio del poder para servir intereses espurios de quienes pagan bien por los favores. Estados Unidos debe entender que por más llamados que se hagan, mientras en estos países se siga permitiendo vía impunidad la corrupción, no hay forma de contener ese flujo migratorio y por ello llama tanto la atención las medias tintas que han tenido cuando de manera descarada se pretende desmontar la lucha contra los pícaros que han cooptado al Estado.

El llamado que se hizo ayer desde la Embajada es bueno y racional, pero cae en tierra árida porque es tanta la necesidad y tantas las penurias que por más que se advierta de los peligros de la aventura y la enorme posibilidad de ser deportados, ante la certeza de que aquí no hay nada que hacer ni esperanza que alentar, bien vale la pena emprender esa adversa y difícil ruta.

El punto de partida para contener la migración es la inversión social que ofrezca oportunidades a la gente menos favorecida y eso es algo que no se ve en el horizonte. El mismo plan de la Alianza para la Prosperidad fue también cooptado por los de la foto para su beneficio. En vez de canalizarlo a los ciudadanos, se puso al servicio de los que supuestamente pueden invertir masivamente sin reparar en que la teoría del derrame del bienestar no funciona cuando hay tanta voracidad.

Es necesario apalancar el desarrollo humano para crear oportunidades reales y eso no está en la agenda de quienes entienden que el poder es para transar con quienes pueden pagar buena plata a cambio de favores.

Redacción La Hora

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