Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

Guatemala es actualmente un país cooptado por fuerzas extranjeras que han debilitado y podrido al país con sobornos a las más altas cúpulas gubernamentales y empresariales, con mayor fuerza desde 1954. Guatemala cayó y sigue cayendo en una vorágine interminable hacia un fondo obscuro y tenebroso y, alguien debe iniciar la reversión de esa casi imparable caída por el despeñadero de la tribulación.

Guatemala necesita de un presidente que dé certeramente una esperanza inspirada en una nueva revolución, pero una revolución que optimice las condiciones de vida de la generalidad incluyendo a los campesinos, que rescate verdaderamente la institucionalidad y acabe con el lazo y el nudo que nos esclaviza a los EE. UU.

Su gestión debe ser iluminada por los pocos políticos que dejaron huellas positivas para nuestro país como el Dr. Juan José Arévalo Bermejo y el Cnel. Jacobo Árbenz Guzmán, con amplias visiones sociales y económicas. Nunca en Guatemala el dinero ha fluido con mayor libertad y volumen como en la época de Árbenz. Sin duda, una herencia de inclusión y derechos sociales, de soberanía y dignidad. Una herencia de unidad nacional y valerosa metamorfosis.

Los guatemaltecos debemos exigir al próximo presidente de la República que impulse la posible recuperación de la visión de soberanía latinoamericana, marcar el sendero para una nueva integración regional y alejarnos de las cadenas del “imperio”. Será dura la jornada hacia la emancipación de Latinoamérica. Hay escollos muy fuertes, como la ultraderecha que tomó a Brasil. Pero no imposible.

Guatemala deberá unirse al liderazgo del camino hacia la conciliación latinoamericana con el fin de resguardar y rescatar los recursos naturales que pertenecen a la soberanía de la Región y, aunque debemos saber que la mayor parte de los países están bajo el ala del capitalismo recalcitrante y extorsionador… no será fácil.

Debemos reconocer que el tema migratorio y la riña entre China y los EE. UU. por descollar y sustraer los recursos naturales del continente, hacen de Centroamérica una santabárbara vacilante donde podría haber desviaciones de diagnóstico reservado, como dicen los anunciadores de fútbol. Pero con un gobernante lúcido que tenga el necesario liderazgo para conducir a Centroamérica por el sendero adecuado para una nueva emancipación, Guatemala podría destacar como líder y consolidar muchos aspectos para beneficio común de la región.

El nuevo gobernante guatemalteco deberá transitar por el único camino viable, una revolución docta de los valores y la organización social, el acontecimiento de un distinto sentido común que permita la redistribución de la riqueza y de la soberanía colectiva.

Deberá sumarle condiciones óptimas a la alimentación, educación y salud de la población. Lo demás serán la ciudadanía y el tiempo quienes desarrollen a nuestra querida Guatemala hacia altos valores de dignidad y bienestar.

Suena utópico, pero posiblemente algún candidato demuestre el valor para iniciar una gesta honesta e histórica… sin imposición extranjera.

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