Edgar Villanueva
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Hace unos días, el Banco de Guatemala publicaba cifras del tercer trimestre de 2018 sobre la inversión extranjera directa en nuestro país. Según lo reportaba un diario guatemalteco, las cifras presentadas, muestran una caída del doce por ciento, el equivalente a US$103 millones, en dichas inversiones en comparación con el año anterior. Por otro lado, otro diario reporta hoy un incremento en la informalidad y el desempleo durante el año recién pasado, situando la informalidad en 70.6% y el desempleo en 2.8%. Además, la nota destaca la disminución en el porcentaje de asalariados sin seguridad social.

No suelo hacer conjeturas sin algunos datos, pero considero que los que tenemos en los párrafos anteriores son suficientes para augurar un 2019 con retos importantes en el área económica y de generación de empleo.

Asimismo, en el corto plazo debemos de considerar dos elementos adicionales como retos para el crecimiento de la inversión extranjera. Primero, que la percepción de falta de certeza jurídica para las inversiones permanecerá, mientras no se mande una señal de confianza al inversionista con una eficiente consulta en el marco del caso de la Mina El Escobal y mientras siga avanzando el caso que Kappes, Cassidy & Associates ha presentado contra el Estado de Guatemala en el marco del CAFTA. Segundo, el año electoral se augura turbulento y no se percibe la existencia de un plan para la generación de señales de confianza para que la situación político-electoral del país no afecte en mayor medida la inversión.

Considero oportuno remarcar en el caso de la mina, pues resulta uno paradigmático para ahuyentar la inversión de cualquier país del mundo. Estamos hablando de una inversión de casi dos millardos de dólares que generaba miles de empleos directos, decenas de miles de empleos directos y cientos de millones de quetzales en impuestos, regalías y otros aportes importantes a la economía local, regional y nacional. El proyecto es detenido por una acción legal de una entidad sin legitimación legal y permanece detenido por una Corte por casi dos años y finaliza con una sentencia que no respeta el precedente legal. La fórmula perfecta para un inversionista serio diga que no viene al país y el espacio ideal para atraer inversiones provenientes de lugares con otros estándares de manejo de riesgo. Espero que esta descripción diplomática de estas segundas inversiones sea entendida por el lector y dé alguna luz al riesgo que representan para un país con instituciones débiles como el nuestro.

Debemos de seguir emitiendo señales de alerta en cuanto a la dirección que estamos tomando con respecto a la atracción de inversión extranjera y reforzar los mensajes de seguridad jurídica para las inversiones, respeto a la propiedad privada y la importancia de la infraestructura para el desarrollo de Guatemala. A pesar que estos no son los únicos elementos de un país atractivo para las inversiones, forman parte de los pilares básicos existentes en países donde la IED es sustancial. Necesitamos rumbo y claridad en el destino.

Cartas del Lector

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