Su racional explicación de la realidad del país le valió al científico Luis Von Ahn una andanada de ataques provenientes de perfiles falsos de los que pululan en nuestras redes sociales para disociar (valga la redundancia) a los guatemaltecos con el tema de la lucha contra la corrupción, mismo que debiera ser elemento de unificación de todo el esfuerzo nacional. En efecto, Von Ahn ha utilizado su prestigio en Estados Unidos para convertirse en una voz sensata para exponer nuestra verdadera situación a personas que opinan de manera tendenciosa sin tener el conocimiento de lo que somos y de lo que acá realmente ocurre. El simple hecho de tomar partido a favor del esfuerzo por acabar la corruptela le colocó en la lista de los objetivos de esos netcenters bien financiados para hacer su trabajo.

Pero el tiro les salió por la culata porque la experiencia y el conocimiento que Luis Von Ahn tiene de la informática le permitió realizar una encuesta utilizando mecanismos que ofrece la empresa Google y que permiten realizar preguntas a los miles de personas que utilizan esa tecnología en Guatemala. Los resultados vinieron a corroborar de manera independiente otros que se habían publicado con anterioridad en los que se confirma que la mayoría de guatemaltecos estamos a favor de la lucha contra la corrupción y que el desencanto con el desempeño de nuestras autoridades, empezando por el mismo Presidente de la República, es inmenso.

Y es que no puede ser de otra manera porque no hace falta ser genio para entender que ningún país puede tener futuro en condiciones como las que se viven en Guatemala donde la dictadura de la corrupción está empobreciendo más aún a nuestra gente que no tiene otro remedio que el de pensar en la migración, con todo y los riesgos que representa y que se han plasmado trágicamente en la muerte de los dos niños en la frontera de Estados Unidos. Somos un país con riquezas naturales y con pobreza antinatural porque los instrumentos públicos han sido puestos al servicio del interés de aquellos que tienen cómo financiar campañas para asegurarse la acumulación de privilegios entre los cuales está, en primer lugar, el de la impunidad que asegura que para ciertas personas en un país como el nuestro, la justicia no tiene aplicación.

Luis Von Ahn, como ciudadano y hombre pensante, no sufrirá menoscabo en su prestigio por mucho que le ataquen con perfiles falsos y, por el contrario, el reconocimiento crece porque su éxito no le ha convertido en comparsa de nuestra élite.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorEn manos de los magistrados de la CSJ
Artículo siguienteUna protoestrella exhibe un disco deforme a muy temprana edad