Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

“…Yo pasé lo que viven ustedes y encontré la recuperación…”
Sargento Mayor Diego Zabala.

Llegamos al final de año, con un frío que amenaza convertirse en un riesgo para muchas personas, especialmente para quienes por decisión propia o por una situación de causalidad viven en la calle. La Conred reporta más de 160 personas albergadas por noche en los diferentes albergues nacionales.

Lamentablemente muchos conocemos a alguien o la historia de una persona que fue sacada de su casa por sus propios hijos luego de dejarles su vivienda como herencia. O la de un padre que se sintió ofendido porque su hija quedó embarazada, y tomó la errónea decisión de sacarla de la casa, o la del hijo que siguiendo pasos equivocados se dedicó a consumir licor o drogas y que en lugar de ayudarle a salir del abismo, por vergüenza o por orgullo la familia le dio la espalda.

Y es en estas fechas de festividades y declaraciones de amor y paz cuando más duele: porque se une el destierro y abandono al frío de la temporada. No podemos juzgar las decisiones de otras personas, pero si podemos comprender, asistir y amar, especialmente a nuestros familiares y /o conocidos.

Algunas personas e instituciones han iniciado la recolecta de ropa, especialmente suéteres, pants y chamarras para entregar a quienes lo necesitan, junto a una sonrisa, una mano amiga, que les brinde esperanza y una luz para saber que se puede salir adelante.

Y ese fue precisamente el mensaje que llevó personal del Comando Superior de Educación del Ejército, COSEDE cuando una vez más visitó la casa de recuperación Rescatados del Abismo en la zona 12 de la ciudad capital.

Unos días antes el comandante de la institución, coronel Erick Bayardo López Domínguez, reunió al personal para recordarles lo bendecidos que son al tener un trabajo, una casa y, sobre todo, una familia que los respalda, cuida, protege y acompaña en los momentos buenos y en los no tanto. Y se acordó acudir nuevamente al refugio que da vida, alimenta y alienta a muchos varones que han caído, pero que tienen la esperanza ahora, de salir adelante nuevamente.

Lágrimas, testimonios, sonrisas, fotos, abrazos, carcajadas y apretones de mano se cruzaron entre los internos y los oficiales del ejército en una tarde que seguramente será recordada por unos y otros. En el agradecimiento a lo que se tiene y el apoyo del Ejército, y en la vista puesta en una recuperación que debe llegar para vivir mejor.

Y por supuesto la sorpresa no faltó. Como tampoco el pino, no solo en las paredes ondulando anunciando una celebración, como en el piso, desplegando su aroma por todo el lugar. Para los internos era un día de fiesta, una visita de miembros del Ejército de Guatemala, y así fueron recibidos los visitantes, con calor de hogar, los esperaban los internos para recibir la ayuda y escuchar sus palabras de aliento y esperanza.

Hora y media más tarde todo pareció volver a la normalidad, los internos, algunos muy jóvenes y otros ya muy ancianos retornaron a su rutina, los miembros del Ejército lo hicieron al COSEDE, pero en el alma y el pensamiento por mucho tiempo nada volverá a ser igual.

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