Juan Francisco Reyes

jfrlguate@yahoo.com

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Juan Francisco Reyes López
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En la vida actual los regalos aparecen a diestra y siniestra, ya no sabemos si son una muestra de cariño, de amistad o simplemente parte del sistema emocional y mercantil que nos rodea.

Es una obligación emocional determinar a quién y por quién entregamos un regalo.

Los regalos tenemos que dividirlos: los damos en el trabajo a la totalidad de los empleados y ello implica diferentes categorías, lo que nos hace complicarnos un poco la vida pensando en qué obsequiar, incluso en buscar pequeños juguetes para cada uno de los hijos y  nietos de nuestros colaboradores y luego intercambiar regalos con los miembros de la familia.
Ahora preguntémonos cuántos regalos entrega el Organismo Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y luego debemos establecer si estos regalos son parte de la costumbre o parte del pacto colectivo de trabajo.

La bomba económica y la bomba emocional que lleva diciembre en el gobierno es tremenda, me encantaría saber si el presidente del Congreso de la República obsequió canastas y si las dio cuál es el valor de cada una de ellas, según las circunstancias.

Los regalos deben ser algo claro y positivo. Estoy seguro que todos los jefes sin excepción y los ejecutivos se encuentran en la circunstancia de que si no dan un obsequio eso se va a convertir en una molestia, en una carga, que se verá reflejada durante los primeros meses de trabajo sino decirlo durante el año.
Qué es lo que se debe hacer al respecto. Los expertos laborales tienen en sus manos la respuesta, pero no son ellos los únicos que están pendientes de esta situación, todos lo miramos en el comercio; noviembre  y diciembre son meses en que los centros comerciales se ven superactivados.

Preguntémosle a las empresas de electrodomésticos, veamos los medios de comunicación escritos y encontraremos toda una serie de ofertas y de posibilidades. Por ello, tanto el sector público como el sector privado deben de analizar esta situación: regalos y más regalos, emociones y cargas emocionales.

A mis 80 años, haciendo un análisis en particular, encuentro que de una u otra forma remito durante el mes de diciembre más de 300 regalos; por el contrario, no recibo ni la décima cantidad de presentes.
La pregunta y la respuesta es, qué sucede, qué debo de hacer, porque sin duda alguna, ponerme a determinar a quién debo de continuar expresándole mis sentimientos de un regalote o de un regalito, en el mes de diciembre, continuará siendo una tarea emocionalmente difícil, la cual este año se incrementó por los nietos de varios de mis colaboradores y empleados.

Creo que lo mejor que puedo hacer es buscar una asesoría laboral y una asesoría personal y así tratar, como dicen, de no quedar mal.  Cómo se encuentra cada uno de ustedes ante esta situación de los regalos de Navidad, me cuentan por favor. Seré yo la excepción o seré yo la regla. Mi paso por el sector público y por el sector privado, sin duda alguna llevo 80 años, ha significado una carga de regalos y emociones.

¡Guatemala es primero!

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