Claudia Escobar

claudiaescobarm@alumni.harvard.edu

Es juez guatemalteca, reconocida internacionalmente por su labor en contra de la corrupción. Recibió el reconocimiento “Democracy Award”. Escobar ha sido fellowen la Universidad de Harvard y Georgetown University.  Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona; Abogada por la Universidad Francisco Marroquín. También tiene estudios en ciencias políticas de Louisiana State University

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Claudia Escobar
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“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti;
pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.
John F. Kennedy (Enero 1961).

En las fechas navideñas muchos guatemaltecos aprovechamos para estar en familia, visitar a los amigos o tomar un respiro de la rutina. La Navidad es una temporada propicia para recargar energías y desconectarse de los problemas, que en nuestro país abundan. También es un momento oportuno para reflexionar sobre cómo podemos contribuir a construir el país que deseamos para nosotros y nuestros hijos.

Somos una sociedad dividida que no logra encontrar la ruta para resolver los graves problemas que nos afectan y nos impiden desarrollarnos. La polarización nos tiene más ocupados en ver quién tiene la culpa de nuestros males, que en encontrar soluciones a la problemática social. Es muy fácil achacar la responsabilidad de lo que pasa a otros: al gobierno de turno, a los diputados, a los jueces, a la Fiscal, a los extranjeros o a la CICIG. Podemos encontrar muchas justificaciones para explicarnos porqué nuestro país es uno de los más atrasados del continente, razón que obliga a muchos compatriotas buscar un futuro más allá de nuestras fronteras.

En un par de semanas daremos inicio a un nuevo año en el calendario y también a un nuevo período electoral. Ya se han definido algunos de los candidatos y otros aún buscan los apoyos necesarios para lanzarse a un ruedo que se percibe complejo y competitivo. Muchos de los contendientes, son políticos reciclados de partidos ya extintos, con propuestas poco novedosas.

La indiferencia de quienes creen que nada puede cambiar, o el convencimiento de que una golondrina no hace verano, permite que las riendas del país las tomen gente totalmente incompetente o aquellos que buscan los cargos públicos para su beneficio personal. Hace falta que los guatemaltecos más destacados se involucren en el quehacer público de nuestro país, para sentar las bases de una nación moderna y desarrollada.

Ojalá que las fiestas y los convivios también sirvan para animar a los buenos guatemaltecos a asumir un rol más activo en distintas instancias públicas. Necesitamos voces nuevas que nos unan como nación, líderes que estén dispuestos a trabajar para que nuestro país salga de atraso y que sean capaces de resolver los conflictos que nos impiden avanzar.

En la lista de deseos navideños y de fin de año tendríamos que incluir que las opciones políticas sean esperanzadoras y no tengamos que vernos obligados a elegir entre los candidatos a los menos malos. Que cuando de inicio –formalmente– el período electoral, veamos candidatos a carta cabal; hombres y mujeres que al asumir sus cargos respeten la legalidad y que promuevan un verdadero Estado de Derecho.

Hay que tener presente, que se requiere de hombres y mujeres dispuestos a luchar activamente contra la corrupción. No como los gobernantes actuales, que han abusado de sus cargos, que se creen superiores a la ley y se han dedicado a debilitar a las instituciones, sobre todo al Sistema de Justicia.

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