Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

Se habla mucho que nuestro modelo político y económico está agotado, que se necesita de un nuevo modelo y que el Estado debe ser refundado. Más bien creo que este modelo nunca sirvió, ha sido un fracaso y un desatino desde el principio.

Prueba de ello es el hecho que 1 de cada 2 niños guatemaltecos padecen desnutrición crónica infantil (la tasa más alta a nivel latinoamericano), más de 600 mil niños están fuera de nuestro sistema educativo y los niveles de pobreza y extrema pobreza sobrepasan el 60% de la población. Todos estos indicadores sociales no son nada halagadores.

Sumando a lo anterior, a septiembre de 2018 las remesas que envían a nuestro país los más de 2 millones de guatemaltecos que viven en los Estados Unidos sobrepasan ya al valor combinado de los 31 productos de mayor exportación del país. Dicho de otra forma, las remesas al mes de septiembre de este año equivalen al 83.7% de las exportaciones totales de Guatemala en el mismo período. Hace tan solo un lustro, las remesas equivalían al 50.9% de las exportaciones, por lo que, a este ritmo, para el año 2023 el monto de remesas que nuestros paisanos envían desde los Estados Unidos habrá sobrepasado al monto total de exportaciones del país. Y todavía hay quienes se atreven a decir que las remesas no son el verdadero motor de nuestra economía.

Volviendo al enunciado inicial, es necesario repensar profundamente este modelo político que tenemos, en el cual queda claro que el poder político (nuestro gobierno) está subordinado a los intereses de sus financistas, quienes se ven beneficiados de una u otra forma al llegar al poder las personas a quienes le financiaron sus campañas. Este es un modelo que obviamente no ha funcionado y es obtuso pensar que en las elecciones del año entrante esto se va a arreglar solamente votando por candidatas y candidatos correctos e íntegros. En primer lugar, uno no sabe con certeza si realmente lo son. Y aunque lo fueran, entran a un sistema tan podrido y tan nefasto, con la corrupción tan enquistada en todos los niveles, que ellos solos no podrían incidir en lograr que todos a su alrededor cambien para bien. En segundo lugar, si estos funcionarios llegaron bajo el actual sistema electoral, quiere decir que van a estar sujetos de una u otra forma a los intereses de quienes les financiaron sus campañas. En tercer lugar, si quieren hacer cambios de fondo, deberán hacer modificaciones importantes en nuestra Constitución y en algunas Leyes para evitar que varias falencias del sistema continúen dándose.

Como nación debemos exigir (tenemos la obligación de hacerlo) a quienes van a ser electos para gobernarnos que, si llegan al poder, debe ser para modificar las estructuras actuales, para realizar cambios de fondo que ayuden a que los siguientes gobiernos puedan ejercer su autoridad bajo un modelo en el que prive la probidad, el servicio y el bien común por encima de intereses particulares.

Artículo anteriorPobreza/Desnutrición
Artículo siguiente¡Cuidado con los convenios entre el IGSS y el Gobierno!