Jorge Raymundo
A decir de muchos leguleyos, esos personajes que dicen que estudian las leyes, incluso son doctores y maestros de la ley, que lo actuado por el ciudadano Jimmy Morales está en ley y que todo está bien. Pregunto yo, ¿y lo moral, lo ético, qué? ¿No es acaso que todo acto de cualquier gobernante tiene que ser legal, imagínese que no, también tiene que ser moralmente correcto, éticamente aceptable para su propia legitimidad y la integridad de sus actos? En este particular caso, si bien es cierto que esta vez actuó legalmente y por lo tanto no se le podrá reclamar que actuó ilegalmente como en otras ocasiones, ¿se le puede decir que actuó moral y éticamente correcto? Y si nos movemos al plano de lo espiritual y religioso, tal como se jacta de ser, muy cristiano o, ahora que movió la Embajada a Jerusalén a lo mejor va decir que ya es judío. De todas formas, supongo yo que esas religiones que dice profesar y que ha sido ungido por el Espíritu Santo, ¿acaso no tienen una pisca de lo ético y lo moral dentro de sus dogmas y doctrinas que predican? Como estamos frente a una persona tan voluble, tan cambiante, tan resbaloso, por no decir tan mentiroso, a lo mejor ahora nos va salir con que ya no es como era cuando andaba ganando los votos de los incautos.
Es de todos conocidos que desde que su familia, su hijo y hermano, fueron ligados a un hecho delictivo y están siendo procesados, obedeciendo a su ser “niño” se peleó con las entidades investigadoras y se empezó a quejar del trabajo que está haciendo la CICIG. El ataque y la descalificación del trabajo de la institución y de la persona que está al frente de dicha entidad, es la principal motivación que lo ha llevado a informar un año antes que ya no renovará el funcionamiento de la CICIG.
Eso que la CICIG no respeta el debido proceso, que no respeta el derecho de las personas ser inocentes si no se demuestra lo contrario, que se extralimita en sus funciones o se entromete en la política interna de Guatemala, o practica una justicia selectiva, es solo un pretexto, porque lo que verdaderamente lo motiva es vengarse de las entidades que llevaron a su familia ante la justicia y procurar salvarse él mismo porque está siendo procesado por financiamiento electoral ilícito. Esas razones que él esgrime cada vez que puede, nadie se lo va creer por supuesto, más bien se pinta de cuerpo entero que, con tal de no ser investigado o que su familia salga libre, no le importa a él arrastrarnos al despeñadero, la vergüenza en la que quedamos con la comunidad internacional.
Algunas de las muchas preguntas que nos hacemos los ciudadanos son, ¿Es ético que un presidente pida la salida de una institución investigadora que lo está investigando a él? ¿Es ético que un presidente por defender a su familia, impida que todo un pueblo viva miserablemente a causa de la corrupción de los gobernantes? ¿Es ético que un presidente para dar a conocer una decisión política tenga que intimidar a la entidad y a los ciudadanos con un contingente militar? Pero claro, para los leguleyos lo ético y lo moral no cuenta, basta con que esté apegado a la ley asunto resuelto. Pero lo que está en juego en esta decisión no solamente si es o no legal, es también si es ético o moralmente correcto.