Cartas del Lector

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Marco Tulio Trejo Paiz

Es totalmente repudiable ver en los diferentes medios de comunicación que el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), pida más de Q960 millones para financiar un Pacto Colectivo para los Trabajadores de la Educación, cuando los índices en materia de educación son unos de los peores de América Latina.

El analfabetismo es uno de los más altos de la región, el estado de las escuelas es deplorable, el número de maestros es insuficiente, los útiles escolares llegan tarde, las refacciones son de mala calidad y en sí todo el sistema educativo anda por la calle de la amargura.

A nadie le motiva llegar a un lugar a pasar el tiempo y por esa razón es que los niños son obligados por sus padres a desertar de las aulas, porque es más rentable, para ellos ponerlos a trabajar, que vayan a pasar el tiempo a las aulas.

Las cifras indican que más de un millón de niños tienen que trabajar en lugar de ir a estudiar, esto es realmente inconcebible pero más que un STEG trate de beneficiarse económicamente, sin pensar en la niñez guatemalteca, que en lugar de permanecer en las escuelas busca las calles para ayudar con su trabajo a los padres.

Este fenómeno tiene muchas aristas, pero una de ellas es que las escuelas se encuentran abandonadas, no llegan los maestros y no motivan a los niños a permanecer en los estudios, priva más el interés personal.

Los trabajadores de la educación están obligados de velar por una educación digna, se deben a la niñez guatemalteca, pero ni siquiera su máximo dirigente Joviel Acevedo, llega a dar clases donde tiene presupuestada la plaza de mentor. Muchas veces se ha hablado que sus compañeros tienen que hacinar sus aulas, para no dejar abandonados a los niños del susodicho líder sindical, que le interesa más cabildear en favor de políticos, que velar por mejorar la educación del país.

Coincidentemente el señor Joviel Acevedo, y su pandilla, aparecen cada vez que se vence el plazo para aprobar el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación, y se hace más común que todos los años amenace con afectar el inicio del nuevo ciclo escolar.

Ya el pueblo guatemalteco está cansado de este proceder de cada fin de año, que se ha vuelto una forma de extorsionar, pero de extorsionar a la niñez guatemalteca que ve afectado su desarrollo educativo y personal, que al final de al cabo afecta a toda una nación.

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