Gladys Monterroso
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“No basta saber, se debe también aplicar, no es suficiente querer, se debe también hacer”
Goethe
Uno de los actos más importantes para un Estado, y que en otras culturas es la radiografía del Plan de Gobierno, y que, en Guatemala desafortunadamente no se cumple con esta teoría, derivado del insostenible y elevado grado de corrupción con que se opera en las instituciones del Estado, pero no solamente en estas, también en las autónomas, descentralizadas y todo lo que tiene olor a público.
La aprobación del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado es importante porque en el mismo se comprometen los gastos a realizar, y se proyectan los ingresos a percibir, el problema que afrontamos en el país entre muchos, estriba en que para cumplir con los gastos comprometidos en cada presupuesto que se aprueba, el mismo viene con su propio o déficit, y como consecuencia de lo mismo, más endeudamiento público, la carga económico financiera que pesa sobre el futuro cada año aumenta más, elevando con cada periodo fiscal, el endeudamiento del país.
Sumado a lo anterior, enfrentamos el alto grado de corrupción, por el que se aumenta un presupuesto, que no va a satisfacer las necesidades mínimas estatales, derivado de la misma corrupción, que se calcula significa aproximadamente un 30% del presupuesto, aunado a la corrupción, la exigua ejecución presupuestaria, nos convierten en lo que somos un país con mucha riqueza natural, y con mucha pobreza estructural.
El gasto social es prioritario en los países desarrollados, y no porque sean necesariamente Estados Benefactores, se debe a la prioridad que los gobiernos dan a la calidad de vida de los ciudadanos, por medio de la redistribución de la riqueza, redistribuyéndola en salud, educación, trabajo, justicia, seguridad, brindándole a los ciudadanos los mejores programas de salud, la educación estatal a todo nivel es la más completa, lo que convierte a los ciudadanos en personas con respeto hacia todos los elementos de la vida, situación que no se da en países subdesarrollados, en los que el gasto público es de mínima calidad, los servicios básicos son ínfimos, convirtiendo a los ciudadanos en menos respetuosos de su entorno en todos los aspectos.
La educación y la salud son fundamentales para fortalecer a una sociedad, este tipo de gasto debería tener los rubros más altos, si existiera voluntad política de mejorar el nivel de vida de los guatemaltecos, pero, además de contar con los rubros más altos, se debería exigir el cumplimiento de los diferentes programas relacionados con este tipo de gasto.
Puede sonar a utopía el esperar un cambio en la política guatemalteca, que priorizara el gasto social efectivo, de nada sirve que un presupuesto público observe cifras elevadas en el gasto social, si el mismo no se va a ejecutar, para principiar un verdadero cambio, la ejecución presupuestaria debería ser casi perfecta, de poco sirve aprobar un presupuesto con altas aportaciones en el gasto social, si la mayor parte de los recursos se va a ir por el lavadero, es un sinsentido.
En este momento, en el que las altas autoridades sin excepción, se encuentran cabildeando para que a las diferentes instituciones se les asignen más recursos, es un buen momento para pedir explicaciones en dos temas de suma importancia, corrupción y calidad de gasto, la mayoría de nuestros males como sociedad, provienen del crecimiento de la primera, y la ausencia del segundo.
