Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz

Este hombre del que intento hablar; nació, creció, se reprodujo y solo le falta morir. En el camino se fue llenando de historias, que alguna vez celebró como especiales, pero con el tiempo fue advirtiendo que contar anécdotas suyas a la gente, era como darle un baño a un pez. Todas las personas tienen historias que contar.

Con tres generaciones debajo de él, puede decir que sabe más cosas que muchas personas. Podría fingir que esto es por ser más listo, pero sabe que se debe a que se ha equivocado más veces. En su defensa, no porque sea más bruto, sino porque ha vivido más tiempo.

Intenta estar bien consigo mismo, como una forma de evitar el suicidio. También procura entender a los demás, a manera de no cometer un homicidio.

Vigila llevar bien su vida privada y su vida pública. En la primera procura no meterse en lo que no le importa, y en la segunda, trata de no hacer cosas que para hacerlas se tenga que esconder. Ser su propio freno le ayuda a no estar atrapado por circunstancias más allá de sus posibilidades y control. Todo esto lo sabe porque de tanto meter la pata, muchas veces tuvo que pagar el pato. Por eso sabe que, si no reconoce lo que lo tienta, será imposible resistir la tentación.

Piensa que si nadie sabe quién es él, tal vez no sea tan malo. La mayoría de reportajes son sobre gente egocéntrica que no tolera el anonimato. Me ha pedido no dar su nombre.

Trata de enterarse para saber, más que para aprender; y procura solamente dar su opinión sin pretender ser ejemplo de nada. No defiende verdades universales, y constantemente reflexiona sobre sus propias verdades; eso hace que muchas veces, se vea a sí mismo cambiar de opinión.

Siempre sintió que llegaba tarde a las etapas de su vida, que iba como al revés. Se amargó de niño, rabió de joven, luego se calmó y ahora todo le da risa. Percibe que empieza a estar a tiempo.

Tiene herramientas para vivir; intuición, experiencia, conocimiento, empatía, misericordia, solidaridad, justicia y algunas más. Sabe bien que el ser humano no necesita jugar sucio y que los ajustes de cuentas son innecesarios.

Perdió humanidad siendo sectarista, pero después de haber vivido tanto tiempo, sabe que es más fácil estar bien que estar mal, y que la sencillez es la llave.

Sabe que la ocasión siempre existe, y que el truco en la vida es un poco chapucero: resolver situaciones pequeñas, para no tener que atender otras muy grandes después. Y que estar vivo es decir presente y atreverse a lo bueno y a lo que no lo es tanto. Tiene claro que no hay vida fácil, pero que es peor cuando él no está en la suya.

Tiene una disposición, ahora natural, para vivir con la idea de que va a morir, a resolver situaciones por sí mismo y a encontrarle algún sentido a su vida. Esto le permite relacionarse con los demás de una manera más sincera.

Trata de ser valiente y se atreve a su soledad cada vez que esta se presenta. Ser un individuo ha sido una conquista y le permite el placer de estar tranquilo.

El sentido de la vida para él es su propia conciencia. Lo único que puede darle paz, todo lo demás se la quita. Incluso admite el sufrimiento como un beneficio de la realidad; la soledad lo aísla y la tristeza lo enlentece, todo es homeostático.

Quiere que cuando la muerte llegue no le pele los dientes burlándose de él. Prefiere pensar que lo encontrará en paz y esperándola. Por eso intuye que va a morir feliz, la vida ha sido chistosa.

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