Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Cuando el Congreso aprobó el 18 de octubre de 2018 modificar el delito de financiamiento electoral ilícito, ¿se habrá puesto a pensar el amable lector en quiénes están contentos por salir beneficiados con tan corrupta decisión? Seguramente que la gente decente, con sólidos valores y principios está en contra de semejante barrabasada; como también lo estamos quienes deseamos elegir entre los candidatos a cargos de elección popular a gente honrada, capaz y competente que no se preste a dar y recibir dinero debajo de agua para financiar campañas electorales, a cambio de recuperar pronto su “inversión”, hasta con creces, saliendo favorecidos con chuecos contratos del Estado a base de sobrevaluados productos y servicios de pésima calidad y no digamos los politiqueros, que aun siendo la mayoría cuasi analfabetos buscan afanosamente ocupar cargos de importancia.

Para seguir hablando de este azaroso tema hay que hacerlo “a calzón quitado” como diría mi abuelo. Por eso hay que ver cómo están de contentos los llamados empresarios fueran agricultores, industriales, comerciantes o los apodados de la “economía informal”, quienes ahora están viendo cómo se les quitó el obstáculo que los va a poder llevar a la bonanza, aunque en sus comunicados de prensa, más temprano que tarde, solo se van a ufanar diciendo que son los grandes creadores de fuentes de trabajo y de empleos. ¿Y en cuanto a los politiqueros? Seguramente están felices y contentos aquellos funcionarios edilicios que se han vuelto millonarios a base del pago de ilegales prestaciones, coimas provenientes de las compras de materiales, equipos o implementos o los “representantes del pueblo”, quienes a través de una curul brincan como pulgas pasando a mejor vida.

En cambio, a la mayoría de la población, es decir a los ciudadanos comunes y corrientes, el panorama político, económico y social se vuelve a ensombrecer puesto que eso provocará que nos siga llevando la trompada. A las pruebas me remito. Seguiremos despedazando nuestros vehículos por el pésimo estado de nuestras carreteras; porque en los servicios de salud seguirán comprando las medicinas, equipo, servicios e implementos a quienes hayan dado la mejor tajada para ganar las elecciones y mejor si lo logran en la primera vuelta. ¿Cuántos exportadores no están ya frotándose las manos pensando en poder tener un mejor cambio de moneda que les favorezca sus ingresos o cuántos importadores no se han puesto ya a hacer sus cálculos de una posible baja de impuestos o aumentar más el contrabando?

Mientras tanto, Juan y la María tendrán que seguir soñando con que los billetes se hagan de hule, porque solo así podrán llenar su bendita canasta familiar y finalmente, todo parece indicar que solo seguiremos viendo por las redes sociales al montón de “memes”, los que podrán ser muy simpáticos pero, solo sirven para que un pueblo aguantador y estoico siga riéndose de sus desgracias, mientras es muy bueno para hablar y quejarse, pero muy débil para poner las cosas en su lugar.

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