Cartas del Lector

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Marco Tulio Trejo Paiz

Ver una gran marejada humana caminar por las diferentes carreteras del país y después en las calles y avenidas de la ciudad guatemalteca, en busca del sueño americano, que ya no existe, nos debe poner a pensar en qué nos ha convertido un grupo de políticos corruptos que se han robado hasta los sueños de la gente que ya no cree en su país, ese Estado que lo vio nacer.

Cuando esto sucede, es el momento de ver hacia atrás para ver qué se ha hecho mal, los hondureños no se escapan de lo que pasa en Guatemala y El Salvador, incluso Nicaragua, donde los gobernantes han hecho de las suyas y la de otros, por lo que se han convertido en nuevos ricos a costillas de los impuestos que deberían ser invertidos en proyectos de infraestructura, salud, educación y seguridad alimentaria.

Provocar que los hondureños salgan más corriendo que andando de su tierra, abandonar a sus padres, hermanos y demás familiares cercanos, para viajar miles de kilómetros a pie, es para ponerse a pensar qué ha motivado a esta persona tomar esta difícil decisión, llevando consigo únicamente un maletín con ropa, esposa e hijos a una travesía que podría terminar en un final no muy feliz.

Los gobiernos de Honduras y de Guatemala, en vez de mirar hacia el futuro, se han dedicado a criminalizar a los hombres, mujeres y niños que emprendieron un viaje a pie, para tratar de dar una vida digna a sus hijos. Pero al acercarse uno a ellos y preguntarles qué piensan y qué esperan de este esfuerzo, no saben responder y únicamente dicen que toda esta travesía, es menos tortuosa, que seguir viviendo sin oportunidades en un Estado fallido.

Los hombres y mujeres coinciden en que los corruptos los han obligado a salir de su tierra, esa tierra que los vio nacer y que es una tierra linda, porque se han robado hasta la manera de andar de la gente trabajadora y honesta, quienes tienen muchos sueños por cumplir, pero que no materializarlos y que por eso decidieron migrar a la tierra del tío Sam.

La mayoría viaja consciente de que nada será fácil, pero que pueden tener una nueva oportunidad de vida, sus rostros aún lucen con una sonrisa de oreja a oreja, pero todos sabemos que no ha sido fácil tomar esta decisión que les ha cambiado la vida. Los hondureños saben que como inmigrantes no tendrán garantías, tampoco leyes que los amparen, pero aun así viajan con la mente positiva de encontrar una solución a sus problemas.

Lo que sí es de aplaudir, es la solidaridad que muestra el pueblo guatemalteco, quienes sin pensarlo dos veces han dado un pan, un vaso de agua o bien dinero a los integrantes de la caravana migrante, para que puedan llegar a su destino. En la carretera decenas de pilotos han parado las máquinas de sus vehículos para llevar a los trotamundos, quienes agradecen el gesto humanitario de un pueblo que ve con tristeza lo que está viviendo el pueblo catracho. Todo por esos políticos que siguen agarrados de las ubres del Estado y que no se ponen a pensar que les dejan a sus hijos y nietos.

En Honduras se habla de que diariamente unas 400 personas emprenden camino hacia el norte del continente, Guatemala no se queda atrás, aunque en menor cantidad, diariamente salen de territorio nacional más de 120 personas que también intentan conseguir una mejor calidad de vida en un país desarrollado. Pongamos la mano en la conciencia y tratemos de mejorar nuestras economías, generemos empleo y transparentemos la cosa pública, porque si no cambiamos en poco tiempo veremos otra marejada humana, en busca del sueño americano.

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