Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Ya nos estábamos acostumbrando al cinismo de nuestros políticos en su afán de seguir en su lucha por conservar la corrupción e impunidad que ancestralmente hemos venido sufriendo los guatemaltecos a través de nuestra historia, al punto que el pueblo ha tenido la paciencia franciscana de escuchar declaraciones o discursos plagados de mentiras o de promesas, lo que al fin y al cabo resulta ser lo mismo, como aquellas tan conocidas “no robo”, “no miento” o lo recientemente declarado por nuestro Presidente durante la inauguración de un tramo carretero en Chimaltenango: “Conste que no defiendo corruptos y puedo seguir viéndolos a los ojos diciendo: bendito sea Dios, ni corrupto ni ladrón”.

Claro que existimos muchos guatemaltecos que sin pretender sabérnoslas todas, pero que por la formación que recibimos, nos ha permitido alcanzar el nivel cultural necesario que nos impide tragar todas las pastillas recetadas por nuestros políticos, sin embargo, cada día que pasa, aquella muy conocida demagogia o las viles mentiras se han ido transformando en un libertinaje tal, que ya no necesitan ponerse ninguna clase de careta para tratar de seguir engañando a la población con el fin de satisfacer sus propios intereses.

No hace mucho nos asombró escuchar de la Ministra de Relaciones Exteriores un cúmulo de mentiras con el fin de justificar la no renovación, a partir del año 2019, del convenio suscrito entre el gobierno y la ONU. Pero no pasó nada. Lo dijo y qué. Eso mismo se volvió a repetir una y otra vez aquí, utilizando el escenario del Palacio Nacional, como allá en Nueva York en la sede de la ONU o en Washington hablando de frente al Vicepresidente norteamericano o al Secretario de Estado, hasta llegar a asegurar que formalmente habían planteado ante la ONU la revisión del convenio de la CICIG por lo que ahora, hay quienes utilizan el falso argumento que dicha organización “desatendió tal petición”, olvidándose que con solo decir un cúmulo de mentiras ni era, ni es, causa suficiente para cambiarlo.

Está visto pues que ya no hay subterfugios. Ahora, descaradamente, a pesar de existir tantas evidencias en contra, la famosa Comisión Pesquisidora del Congreso de la República recomendó no retirar la inmunidad de la que seguirá disfrutando el presidente Jimmy Morales. Ahora, descaradamente se ordena cancelar once visas a colaboradores de la CICIG, demostrando que no era solo el odiado Comisionado Iván Velásquez a quien no se quiere tener más en el país, sino que es el convenio, la entidad y todos sus colaboradores los que hay que eliminar a como dé lugar .

Hasta en el Ministerio Público se quitaron la careta, ahora no basta que la mafia de diputados del Congreso integre con “dignos representantes” una comisión para investigar la compra de un edificio adquirido por el MP en tiempo de la licenciada Thelma Aldana, sino que hay detener a fuego y candela tan perverso afán de eliminar la corrupción y la impunidad.

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