Raymond J. Wennier
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No puedo meterme en la mente de otras personas para saber cómo usan las palabras del título de este artículo en sus conversaciones o escritos. Sin embargo, sí puedo leer las definiciones de ellas en los diccionarios de español y de inglés.
Algunas definiciones de la palabra reto, en el DRAE, son: 1. Provocación o citación al duelo o desafío. 2. Acción de amenazar. 3. Objetivo o empeño difícil de llevar a cabo.
Según The American Heritage Dictionary, las definiciones de la palabra “challenge” son: 1. A call to engage in a contest or fight. 2. A demand for an explanation. 3. A sentry’s call for identification.
Es impresionante que en ambas definiciones la primera acepción hace referencia a una pelea. Eso proyecta una actitud negativa.
No estoy de acuerdo con esas definiciones para lo que es vivir en el siglo XXI; más bien, creo que la interpretación y el uso deben tener una actitud de pleno positivismo, aún en aquellos temas con una ruta desconocida que hay que construir.
La mentalidad del ser humano tiene que proyectar el deseo de crecer y aprender algo nuevo basados en esa área desconocida; es ver cómo me afecta en mis acciones pero no únicamente a mi sino cómo afecta a las personas a mi alrededor. Para ejemplificar eso usaré “la mesa” de cuatro patas (es normal ¿verdad?), que consiste de las siguientes áreas que en muchos casos no tienen una “ruta” clara sobre su significado.
La primera pata es el ser humano que en sí tiene muchos retos en su vida. No hay que huir ante ellos sino aprender a identificarlos como oportunidades de prosperar. Además, el humano es un ser social en constante relación con otros. Es así que las otras tres patas son, en cómo se relaciona la persona en su puesto de trabajo, en la comunidad y la pata más importante que es la familia. Cada una de ellas tiene retos/”challenges” que hay que aceptar con la madurez que demuestra que tienen las habilidades requeridas para atenderlas positivamente.
Aplicando lo anterior a la educación formal, la escuela tiene que tomar la responsabilidad de poco a poco, escalonado de acuerdo al desarrollo de los alumnos, demostrar cómo atender con positivismo un reto personal y académico. Propongo que se inicie en primer grado de primaria para que cuando el alumno llegue a sexto grado tenga las habilidades de cómo atender lo desconocido sin miedo y sin huir de esos retos que cada vez son más complejos.
Cuando una persona adolece de las habilidades de identificar y manejar retos, es negativa, menos productiva y errática en sus acciones.
Como conclusión, es de interés de las organizaciones, tener personas que sí son positivas para enfrentar los retos; especialmente hoy día, que se enfatiza tanto el trabajo en equipo y no seguir provocando peleas como primera acción. Desafortunadamente, parece que no sólo personas sino equipos, están listos para pelear porque no fueron entrenados para enfrentar los retos y resolver situaciones.