Emilio Matta Saravia
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La semana pasada tuve oportunidad de leer la columna de opinión del embajador de Israel en Guatemala, Mattanya Cohen, en la que se refiere a la situación en la Franja de Gaza. Expresa que Hamas es el único responsable de la violenta situación en la región, según su muy particular punto de vista. En ninguna parte de su exposición, el señor Embajador siquiera se atreve a reconocer que hay varios culpables, entre ellos, su gobierno. Y de forma solapada justifica el asesinato de civiles inocentes en la Franja de Gaza.
Hago la salvedad que bajo ningún punto de vista defiendo a Hamas. Esta es una organización terrorista y sus miembros merecen ser juzgados, condenados (cuando resulten culpables) y que les sea aplicado todo el peso de la justicia. Sin embargo, hay mucho más que un grupo terrorista en toda esta situación de Oriente Medio. Israel se ha caracterizado por sus ataques a países árabes, como es el caso de El Líbano en el 2006 cuando Israel bombardeó varias ciudades libanesas utilizando los mismos pretextos que el señor embajador esgrime ahora. En esa ocasión, la excusa de Israel fue que Hezbolá (otra organización terrorista que tampoco defiendo) utilizaba residencias de civiles libaneses para “ubicar armamento” que supuestamente sería utilizado por dicha organización terrorista. La realidad de dichos bombardeos, sin embargo, es otra y muy distinta a las versiones que da Israel. El ejército israelí bombardeó y asesinó indiscriminadamente a civiles libaneses que nada tenían que ver con dicho conflicto, provocando más de un millón de libaneses desplazados por dichos ataques. Civiles inocentes perdieron familiares, sus casas y prácticamente todo lo que tenían. Esto lo sé de primera mano.
El ejército de Israel se ha caracterizado porque ataca y mata no sólo a terroristas sino a civiles árabes, so pretexto de estar siendo utilizados por grupos que atentan contra la “seguridad” de su país. Paz es una palabra a la que alude el embajador de forma retórica, sin embargo, su país no tiene ninguna intención de vivir en paz o armonía con sus vecinos, los países árabes. Prueba de ello es que en ningún momento Israel ha pedido perdón por asesinar civiles.
El hacinamiento de 2 millones de palestinos en los 385 kilómetros cuadrados de la Franja de Gaza, la convierte en la tercera zona con mayor densidad poblacional del planeta. Los bloqueos económicos y ataques a civiles en esa zona también demuestran la beligerancia de este país que obviamente es incapaz de mantener relaciones pacíficas con sus vecinos en Gaza.
Israel es un país que siempre busca culpables para justificar sus ataques. Es más que clara su incapacidad para reconocer los errores que han cometido en materia humanitaria con sus vecinos. Esas son solo algunas muestras de la arrogancia y soberbia de Israel, de un país que no desea la paz, al menos, no sin oprimir y dominar a sus vecinos.