Juan José Narciso Chúa
El día viernes pasado la lucha por una sociedad más justa dio un giro inesperado, aunque no del todo extraño. La actual Fiscal General arremetió en la estructura interna del Ministerio Público contra ascensos y promociones de distintos fiscales con trayectorias de varios años en la institución y conminó a renuncias de puestos o ascensos, con lo cual dejó una secuela de interrogantes en su gestión, pero sembró de dudas sus trayectorias futuras. Esto a la luz de sus explicaciones ante su decisión, en donde lo evidente es una cuestión administrativa interna, pero tiende una cortina de humo para ocultar su inacción ante casos penales graves, alegando ignorancia ante tal pacto, parece que tomó el guion de Jimmy Morales, que cuando una pregunta le molesta, prefiere regresar la pregunta a su interlocutor, pero esta vez la Fiscal General se pasó, pues únicamente nos dejó la evidencia desagradable que se incorporó a la lucha contra la CICIG y su antecesora.
Peor aún, cuando se manifestó molesta ante la pregunta sobre los avances de la denuncia al respecto del Ministerio de Gobernación, cabalmente “actuando”, como buena émula de Jimmy Morales, respondiendo con una evasiva absurda, cuando el caso se encuentra en el MP. Se evidencia una línea de desgaste interno y quiebre de la línea institucional del MP, como en el Mingob.
La Cámara de Periodismo mostró sus exponentes anti CICIG y anti CC, incluyéndose en los grupos que no existe la menor intención de aceptar cambios, aunque sean de mínimo calado, y cerrando filas con los grupos conservadores. La lucha contra la corrupción y la impunidad, sin duda es una batalla, pero tal vez la más importante de todas para plantear la potencialidad de una sociedad diferente a la actual, pero los conservadores saben bien cómo moverse haciendo uso de sus recursos, si no vean los datos que Nómada mostró con claras pruebas de movilización de fondos en Washington.
Hoy con la mención de una famosa Fiscalía Transnacional, se denota la presencia de la Embajada, que equivocadamente hace eco de la línea del Departamento de Estado, con la “CICIG renovada”, que apunta a un diseño de una CICIG acorde a los intereses del actual Gobierno Americano, convirtiéndola en un ente dedicado al narcotráfico y al supuesto “peligro de la migración” y abandonando, por conveniencia la lucha contra la corrupción y la impunidad. Una grave equivocación y una pésima lectura de la actual coyuntura.
La situación es difícil, ciertamente, pero no imposible, también los que buscamos una reforma política, económica y judicial de fondo, seguimos luchando contra un sistema que se resiste a morir y que seguramente está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para evitar entregar su más preciado tesoro, el control del Estado y la persistencia patrimonialista del mismo. Es imprescindible seguir a pesar de los retrocesos, en esta “crisis de baja intensidad”.