Jesús Alvizures
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El 22 de septiembre 2018, un aniversario más del fallecimiento del poeta, periodista, escritor y dramaturgo Manuel José Arce Leal; escritor de la columna Diario de un escribiente en el desaparecido Diario El Gráfico.
Intelectual de mucho reconocimiento a nivel nacional e internacional; pues en Albi, Francia, un Teatro de Cultura y Artes escénicas lleva su nombre. Una honra para Guatemala que debe trascender en la tierra que lo vio nacer.
Guatemalteco, hijo de abolengo histórico; su padre Manuel José Arce y Fagoaga, general y político, fue primer presidente de la República Federal de Centroamérica y prócer de la Independencia de El Salvador; Manuel José hijo compartió el pan con el pobre, escribió defendiendo la causa del campesinado nacional, del maestro, del obrero, del niño, del estudiante, padres y madres desamparadas; combatió las injusticias sociales del capitalismo y los gobiernos.
Se fue al exilio voluntario por amenazas durante los gobiernos que abarcaron el Conflicto Armado; tierra arrasada, masacre de Panzós, masacre de Las Dos Erres, masacre de Sansirisay, Jalapa, y otras de mucha trascendencia histórica dolorosa. Conflicto Armado, pobreza y muerte, ambos bandos no respetaron los derechos humanos del pueblo guatemalteco.
Arce Leal vive en el recuerdo, sus obras literarias y sus columnas son una escuela, una enseñanza de cómo la tiranía ha existido.
Y su combate cada día es anulado por los poderes ocultos dentro de un Estado que quiere una población sumisa a su voluntad.
Su obra vive y será transmitida de generación en generación, para conocer más de cerca nuestra historia de puño y letra de quien la escribió acongojado por tanta maldad que ha ensangrentado los floridos caminos de la patria.
Yo un humilde carpintero conservo de Manuel José muchos recuerdos incluyendo unos versos que escribió en mi guitarra pirograbados, esta se extravió en manos de una mujer que por un tiempo fue mi compañera y tiene una hija mía para la que supuestamente era la guitarra.
Manuel José Arce, antes de partir a Francia:
Ven a mis brazos Guitarra
Que cantas como llorando,
No sé qué te está pasando
Pero algo por dentro se te desgarra.
Entre tus cuerdas se amarra
Algo que no puede ser, Te empiezas a conmover
Cuando mi mano te toca Y es porque guitarra
Loca Te estás volviendo MUJER.
Me llena de satisfacción haber merecido la atención de un escritor de la talla inigualable de Manuel José, quien estando en Francia antes de morir envió a su columna Diario de un escribiente un saludo titulado “Carta al poeta carpintero del callejón del Judío”, donde consigna ocho artículos más dedicados a los muebles, haciendo ver que son para mí noble profesión de carpintero, haciendo extensivo ese saludo para todos los carpinteros de la patria que modelan el hormigo, el cedro, caoba, conacaste, palo blanco y el humilde pino.
Me siento honrado y quisiera saber por qué la Editorial Piedra Santa editó el tomo 2 del Diario de un escribiente, donde consignó las cartas a los muebles y obvió la carta dirigida a mi persona. Don Julio Piedra Santa y su noble esposa no hubieran hecho eso, yo les conocí y les traté; fueron de una rectitud intachable.
Hasta pronto amigo y maestro. Que Dios lo bendiga.