Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Un trabajo de José Pablo del Águila publicado el día de ayer y que fue la nota de portada de este vespertino, evidenció que los juicios en los que han participado la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) y la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) tienen un 85% de acierto.

Eso explica la imperiosa necesidad que tienen algunas personas de aferrarse a mentiras e ilegalidades e incluso comunicarlas cuando no están, al menos en apariencia, en el pleno uso de sus facultades. Solo Dios sabrá qué le pasaba ayer al mandadero de los verdaderos poderes, Jimmy Morales, pero este no ha dudado en elevar el tono de las mentiras y el cinismo; por un lado pide certeza y por el otro la destroza y se inventa cosas como quien dice nada.

Como todo en la vida, ni la FECI, ni la CICIG, ni Iván Velásquez son perfectos, pero cuando se ve un 85% de acierto en los juicios, en un sistema como el nuestro, se termina de entender por qué es que hay quienes tienen verdadera preocupación por no llegar a juicio pero sobretodo una determinada intención de que la CICIG, Velásquez y la FECI se acaben ya y de una buena vez.

Nuestra gente más pobre, menos privilegiada y los migrantes que los ayudan a mantenerse, nunca fueron la prioridad de este Gobierno que estaba llamado a ser el Ejecutivo que sentara las políticas de los próximos quince años (como se lo sugirieron a Morales personeros de FUNDESA en 2015), pero nunca llegó a serlo porque nuestro actual Presidente llegó secuestrado por los poderes fácticos de este país, tanto por quienes operan desde la ilegalidad y por quienes operan desde la legalidad.

Por ese 85% de razones y por el riesgo latente de que el sistema se termine de resquebrajar y cambie es que los mafiosos se han propuesto unirse para evitar el colapso de su sistema y apuntalar los vicios para que, una vez derrotados los esfuerzos anticorrupción, puedan seguir operando como antes.

Hay quienes, desde sus ámbitos, han planteado que para vivir sin las penas de investigaciones, regresar al pasado y poder traficar y transitar sin preocupación era necesario invertir cierta cantidad para “engrasar la máquina” de la impunidad. Pero hubo quienes dijeron, si necesitamos 100 para vivir en paz, cuenten con 200 porque “aquí nos estamos jugando el todo por el todo y lo que gastemos será nuestra mejor inversión de la vida”.

Eso explica porque hay quienes, a pesar de llenarse la boca con el tema de la certeza, han decidido destrozarla sin importar las consecuencias del futuro. Así hay que entender la embestida de un corrupto Congreso (con algunas pocas excepciones de diputados) que se apresta a dar los golpes que necesitan para asegurar la ruta de la impunidad y la podredumbre.

Leyes amañadas, leyes con dedicatoria y leyes que quizá no aprueben si necesitan (como el presupuesto) y procesos de selección como el de la Contraloría de Cuentas son parte del menú con el que las mafias representadas en el Congreso cuentan para llevar este país a la ruina. En las Cortes pasa lo mismo, puesto que andan de “shopping” de jueces para hacer sus fechorías, pero se topan con valientes juzgadores que les ponen freno a sus perversas intenciones.

Un sistema consolidado por décadas no se va a romper o cambiar en años, pero de que lo vamos a lograr reformar por el bien de los guatemaltecos, no lo dude y esté tan seguro como que la Tierra se mueve.

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