Arlena Cifuentes
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Desde el 31 de agosto, fecha en que el Presidente anunció la no renovación del Convenio con la CICIG, así como la prohibición del ingreso al país del comisionado Iván Velásquez se ha venido incrementando la discusión sobre ese tema hasta convertirse en obsesión. Las diferentes posturas que el Gobierno ha venido adoptando en relación a las reacciones nacionales e internacionales tienen a la sociedad civil organizada, a los medios de comunicación, a distintos analistas, una parte de la ciudadanía y al propio Gobierno dando tumbos. Todos girando alrededor del mismo tema, ocasionando una mayor confusión.
De hecho, los grandes temas nacionales que requieren la atención del Estado y la sociedad han sido dejados de lado. Las informaciones “fake news” nos invaden sin saber si corresponden a la actualidad o si pertenecen a hechos suscitados con anterioridad, pero se han constituido en fuentes fidedignas sobre las cuales se emite opinión, convirtiéndose en una de las causas de la polarización. Es desgastante estar en este círculo que impide y limita la razón, la capacidad de discernir y de la elaboración de análisis objetivos. Definitivamente la oxigenación es indispensable para poder conformar con claridad criterios y asumir posturas más inteligentes.
No quiero decir con ello que la lucha en contra de la corrupción y la impunidad deje de ser un tema de vital importancia, pero no es el único tema de agenda en el que deben centrarse los esfuerzos. Existen entes cuyo único objetivo es este tema, tal es el caso del Frente Ciudadano Contra la Corrupción y la Impunidad –FCCC–. Los temas relevantes del día a día que tienen que ver con la sobrevivencia del guatemalteco han quedado relegados a un segundo plano, o quizá totalmente fuera de la agenda nacional. Sirva de ejemplo, la hambruna que en la actualidad enfrentan cientos de agricultores como consecuencia de la sequía que echó a perder sus cosechas y les dejó prácticamente en la miseria. Ni el gobierno ni la sociedad organizada pueden dejar en el olvido los temas medulares que tienen que ver con la vida de los guatemaltecos y cuya obligación es solventarlos.
Hablando de oxigenación, recientemente tuve la oportunidad de participar en un encuentro convocado por Fundesa para dar a conocer las conclusiones de la investigación que Enade aborda este año “Aquí estamos Viviendo”, el cual me parece un proyecto ambicioso, difícil de llevar a la práctica en un país como el nuestro en donde el tema de una vivienda digna debiera ser una realidad como uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, es un tema prioritario de política pública cuya obligación recae en el Estado. Es un proyecto de ensueño, se vale ser soñadores, es una capacidad que los seres humanos no debemos perder.
Lo que deseo resaltar y reconocerle a Fundesa es la apertura demostrada al incluir en estos ejercicios a diferentes formas de pensamiento, recibiendo con mente abierta las diversas posturas y críticas que cada uno de los asistentes quiso expresar, así como la honestidad con que se respondieron las preguntas e inquietudes planteadas. Una convocatoria incluyente, multidisciplinaria diría yo, que quizá sin proponérselo obtuvieron. Mucho se dice hoy en día acerca de la polarización de la sociedad guatemalteca; sin embargo, en este evento pudimos expresar nuestro punto de vista el cual fue recibido con apertura y respeto, probablemente la madurez de los participantes haya influido en la manera en la que este se desarrolló, lo cual demuestra que sí podemos sentarnos en torno a una mesa y discutir la problemática medular que nos agobia.
El Encuentro Nacional por el Desarrollo (Enade), “Aquí estamos Viviendo” se realizará el 11 de octubre en el Hotel Camino Real.