Mario Alberto Carrera
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Brillante, discreta y precisa ha sido la entrevista que Álvaro García de El País (Madrid, España) le hizo a la exfiscal general Thelma Aldana, publicada el lunes 24 en ese prestigioso medio, con circulación, creo, en toda América Hispana.
En ella, Aldana de manera contundente y concisa declara a su entrevistador que Guatemala se encuentra en una de sus peores crisis: “el Presidente ha entrado en desobediencia y debe haber consecuencias penales”, dijo Aldana a García en la entrevista, quien además interpreta tal acción presidencial “como golpe de Estado técnico”. El periodista de El País afirma que “Aldana es una de las juristas más prestigiosas del continente americano” y describe cómo ha sido coautora, con Iván Velásquez, del encarcelamiento de dos presidentes y una vicepresidenta de Guatemala y 680 “personajes” más de gran importancia en el inmundo espacio de la corrupción y la impunidad. Explica también a los lectores de El País, todo lo concerniente al enrevesado caso de Velásquez y el ir y venir de tal asunto en la Corte de Constitucionalidad.
Doña Thelma –así como otros más dentro y fuera del país– sin ambages categorizan lo que en estos momentos vivimos como un golpe de Estado técnico, porque se ha roto el orden constitucional, por el obtuso hecho de que el Presidente –el señor Inmorales– no respeta ni acata las resoluciones de la Corte de Constitucionalidad, tribunal máximo guatemalteco y cuyas resoluciones son de carácter jurisdiccional privativo, resoluciones que, una vez emitidas no se pueden revertir. Yo diría: no son reversibles.
Lo irreversible es aquello que es imposible echar atrás, de retroceder. El ejemplo más luminoso sería el tiempo mismo. Es absolutamente imposible retroceder a 2016, a no ser dentro de las novelas de ciencia ficción, que por ello son ficción, es decir fantasías.
Sólo los alucinados -como el alienado Presidente- pueden pretender que una orden resolutiva de la CC, sea reversible. Este es el caso, como todos sabemos, de todo lo actuado sobre Iván Velásquez, en ese máximo tribunal, y lo que tal tribunal ha dispuesto en torno al regreso del Comisionado.
Montar acciones que se pueden categorizar de rebeldía contra la jurisdicción privativa de la CC, es como querer vivir dentro de un compartimiento estanco (el Ejecutivo) que sin relación institucional con los otros poderes del Estado, dicte sus propias resoluciones: “yo lo declaro unilateralmente non grato” o después: “no lo dejo entrar porque no me da la gana”, como si no hubiera una orden superior (de un tribunal ¡superior!, al Ejecutivo) que no se puede contradecir y que es irreversible.
Esto es lo que no cabe dentro de la tupida cabeza del cómico mandatario. Parece, por lo mismo, ser el menos idóneo de los Presidentes de todos los tiempos, al no entender cosas tan esenciales del Derecho guatemalteco. ¿O son tantos los intereses creados ¡y el miedo a ser procesado!, por los que prefiere pasar por torpe y tardo?
En la espléndida entrevista de Thelma Aldana concedida a El País, la docta jurista define la tremendista crisis que vivimos como un golpe de Estado técnico ¡y está en lo cierto!, al que yo añadiría que, en él, el cómico Inmorales se comporta con más incongruencia que los personajes de “La Cantante Calva” de Ionesco, donde -como en un diálogo de sordos- está arrojando al vacío abisal a todo un país medio descalabrado.