Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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El principal problema para los guatemaltecos en estos momentos, de acuerdo con distintas mediciones, es la mala situación económica del país, la cual impacta directamente en sus bolsillos, ya sea por la falta de empleo o por la falta de consumo.

La mala situación económica que atraviesa el país tiene causas coyunturales y sistémicas, pero para lograr un crecimiento importante y sostenido de la economía, se requiere atacar de fondo las causas sistémicas. Entre las causas coyunturales se puede citar los bajos precios del café y azúcar, entre otros productos que exportamos. Asimismo, de forma coyuntural, afectan negativamente la economía los altos precios de los combustibles. Hay otros factores como la sequía que hubo este año que también impactó en los rendimientos de las cosechas, principalmente de granos básicos, y que merma los ingresos de una gran mayoría de la población guatemalteca. La factura petrolera (los combustibles) es probablemente el grupo de bienes que más inciden en los costos de producir bienes y servicios en nuestro país.

En cuanto a las causas sistémicas, se pueden citar la corrupción, la falta de un marco legal adecuado que proporcione certeza jurídica (entendiéndose por ella la igualdad y el sometimiento de todos los habitantes ante la ley, sin exclusiones), la falta de inversión en capital humano que permita tener una población nutrida, saludable y educada, viviendo en condiciones salubres, infraestructura inadecuada para manejar comercio interno y externo, así como carencia de apoyo técnico para el micro, pequeño y mediano empresario que le permitan competir en una economía global y digital.

Nótese que en ningún momento he mencionado un tipo de cambio sobrevaluado, ya que el tipo de cambio no afecta en sí mismo la situación económica de un país, a menos que existan devaluaciones importantes de la moneda que provoquen altas tasas de inflación, llegando a escenarios hiperinflacionarios como el que se vive actualmente en Venezuela.

En cuanto a las causas sistémicas, la ya mencionada corrupción, causa un impacto muy importante, al menoscabar las arcas del Estado y que provocan falencias en la inversión pública en capital humano e infraestructura. Más preocupante aún es que los gobiernos de turno, lejos de atacar la corrupción, han preferido obviarla, incluido este gobierno, llegando al punto de tomar la desatinada decisión de no prorrogar el mandato de CICIG. Y, peor aún, sin proponer ningún plan o solución alternativa a la desaparición de este ente, que tanto apoyo ha proporcionado en desmantelar estructuras de corrupción dentro del Estado y fuera del mismo. Este gobierno, contrario a lo expresado por el Presidente en su discurso ante la ONU, no ha movido un dedo por combatir la corrupción, menos aún erradicarla.

Y mientras ese mal llamado corrupción, que encarece la actividad económica y no permite atacar las causas sistémicas más importantes de nuestra mala situación económica, no se ataque frontalmente, estaremos siempre sumidos en el más profundo de los atrasos, sin vistas a ser una nación próspera.

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