Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Independientemente del sexo, en las diferentes razas y culturas, uno de los seres a los que más se respeta dentro de la familia y la sociedad es la mujer.
Con frecuencia escuchamos decir lo fundamental y determinante que es la matriz que nos une, da características en común, en un lugar, en una aldea, en un pueblo.
En Europa, aun antes del Imperio Romano, se consideraba que la gran fuerza de los pueblos existía precisamente en esa unidad que se originaba en la matriz de la familia.
En muchos de esos pueblos ese patrón en lugar de diluirse se ha fortalecido. Los irlandeses, los escoceses, los catalanes y tantos otros pueblos tienen como principal unión y bastión la comunidad, la matriz.
En Alemania se llegó al extremo al tratarse de crear una raza común: Los Arios, porque Hitler y el Partido Nacional Socialista consideraban crear una base de mil años. Todos los extremos no son buenos.
Si nos miramos en un espejo, vemos que en Guatemala se ha ido destruyendo la matriz que teníamos como chapines. ¿Qué debemos hacer al respecto? considerar que en lugar de fortalecer la matriz de nuestra etnia podemos burlarnos de nosotros mismos, y pensar que el día de la Constitución, que el día de nuestra Independencia, no debe tener valor y que por consiguiente cualquiera puede ponerse a protestar en 4 caminos o seguir tratando de sembrar la semilla de la cizaña.
Se comprende que muchas personas en los últimos 50 años se han formado en otros países, que por haber estudiado en México se creen mucho más machos que los que nacieron y crecieron en Guatemala, pero esa desunión de la matriz podría ser motivo de vergüenza pero bajo ningún concepto razón para ofender la institucionalidad de nuestro país.
En los últimos 30 años, en lo que llamamos período democrático, hemos electo presidente y vicepresidente, diputados y alcaldes, de forma representativa. Por consiguiente, ningún grupo puede pretender solicitar y obligar a los funcionarios electos a que renuncien.
Feo puede ser el muchachito pero lo eligió la mayoría y precisamente por la institucionalidad y por el futuro de nuestra matriz, tenemos que aprender a que las elecciones legalmente realizadas deben ser respetadas.
En los últimos años, como ciudadano, como diputado, como vicepresidente de la República, a pesar de mi salud, me hice presente en una sesión solemne del Congreso porque era mi derecho y si no lo he hecho en otras oportunidades es por problemas de salud, por problemas de edad, pero bajo ningún concepto por no respetar la institucionalidad y la matriz a la que nos debemos todos los guatemaltecos, los unos a los otros. Aprendamos a caminar, aprendamos a respetar, aprendamos a buscar soluciones y no simples problemas.
Todos los funcionarios públicos deben de saber cumplir con sus obligaciones y derechos legales, eso mismo se le aplica a los sindicalistas, a los trabajadores del sector público, a los trabajadores del sector privado. Aprendamos de los inmigrantes, que son los que más contribuyen a sostener la matriz de Guatemala.
¡Guatemala es primero!