En este nuevo aniversario de la Patria bien vale la pena parafrasear a Severo Martínez que magistralmente describió la Patria del Criollo, esa que al día de hoy se ha convertido, sin ambages ni miserias, en la Patria del Corrupto que desde hace años viene siendo controlada por mezquinos intereses de enriquecimiento ilícito, compartidos en forma plena tanto por políticos devenidos en funcionarios públicos y que se relevan cada cuatro años, como por los grandes intereses que los controlan y manipulan haciendo que pongan la institucionalidad al servicio de sus privilegios surgidos a costillas de la necesidad de un pueblo carente hasta de oportunidades.
Si hace 197 años los Próceres se apresuraron a declarar la Independencia “antes de que por su cuenta lo hiciera el pueblo”, en estos momentos estamos viendo cómo de nuevo se cierran filas para contener ansias populares, esta vez para terminar con la asquerosa Dictadura de la Corrupción. Si hace casi dos siglos la Independencia fue para que un pequeño sector se asegurara sus privilegios y evitara el pago de impuestos a la Corona de España, esta vez vemos que igualmente el esfuerzo es para asegurar, por sobre todas las cosas, el más grande de los privilegios existentes en este país y que se llama simple y llanamente impunidad.
Vemos a la juventud entusiasmada recorriendo con antorchas nuestras calles y carreteras celebrando a la Patria sin entender que esta Guatemala no nos pertenece porque ha sido usurpada por los intereses de la corrupción que nada tienen que ver con los intereses de la gente honesta y trabajadora que día a día se empeña en el esfuerzo por subsistir en medio de una adversidad que empuja a la migración o a la desesperación.
Preocupa que nuevamente resuenen los tambores militaristas del pasado con un Ejército que se vuelve a apartar de su pueblo para servir intereses espurios. Se dice que los medios armaron la alharaca por la presencia “común” de kaibiles en el Congreso, pero en los anales de las celebraciones no aparecieron esas fuerzas especiales entrenadas no para proteger y disuadir sino para eliminar al enemigo. Ni siquiera hace un año, cuando Jimmy Morales instruyó a los diputados del Pacto de Corruptos para que legislaran emitiendo aquellos mamotretos legales que fueron dejados sin efecto por la presión popular, los kaibiles llegaron para, como dicen ahora, “integrar el tercer círculo de la seguridad presidencial”.
Duele la Patria cooptada y secuestrada por poderes que le sacan raja sin que les importe un pepino el drama humano de sus pobres habitantes.