Juan José Narciso Chúa
Este es uno de los momentos más cruciales de la vida del país, la crisis provocada por Jimmy Morales en su afán de defenestrar a la CICIG, ha mostrado que la lucha de los grupos conservadores es en diferentes campos: Congreso, internacional, Ejecutivo y sector privado. El Ejecutivo ya hizo lo suyo con cancelar anticipadamente el mandato de la CICIG; en el Congreso se busca aprobar la nueva ley de antejuicios para socavar al PDH y la CC, así como encontrarle algún problema a Thelma Aldana con la compra del edificio para el MP, mientras que el CACIF, en su planteamiento cobarde y ambiguo, le hace el juego vergonzosamente.
En el plano internacional, todavía las cosas no están completamente resueltas. Aparentemente, la embajadora Haley aceptó el movimiento contra la CICIG, pero parece que la información recibida no fue precisa. Estimo no se tomó en cuenta el informe del embajador Arreaga; que tampoco fue tomado en cuenta por el actual Secretario de Estado. Pero contrariamente, la información que se maneja en el Congreso y el Senado es bastante precisa. Por lo que se ve existe una asimetría de información.
En el Departamento de Estado existe una controversia entre los grupos técnicos y de carrera, con respecto a los cuadros políticos. La influencia de los grupos israelitas pudo empujar al Secretario Pompeo a manifestarse de una forma tan ambigua.
Si en todo caso, los actores de la diplomacia estadounidense estuvieran de acuerdo, creo que equivocaron su estrategia, pues si están actuando para evitar una nueva crisis que se sume a la de Nicaragua en la región, se equivocaron. Los movimientos sociales y las manifestaciones ciudadanas, no cejarán de presionar para revocar la no renovación de la CICIG y el retorno del Comisionado Velásquez, con lo cual se podría perder de control y abonar una crisis más a Centroamérica, con lo cual su estrategia estaría mal diseñada.
La presión de las Cámaras del Senado y el Congreso, podrían ser el fiel de la balanza en esta asimetría de información e imprecisión de decisiones, partiendo de lecturas más realistas de nuestra situación política.
A pesar de existir una sensación de pesimismo, es pertinente romper con la misma. No podemos, ciudadanos, permitir que este Pacto de Corruptos se convierta en un Pacto de Golpistas y consigan entronizar un régimen dictatorial con fachada democrática. La rueda de la historia es nuestra, nos favorece. Nunca se había visto tanto movimiento social en una misma línea de pensamiento buscando transformar el sistema político caduco y obsoleto; nunca habíamos tenido columnistas y periodistas comprometidos con el cambio; nunca se había volcado la prensa escrita más sustantiva a apoyar el cambio; nunca habíamos contado con un grupo de medios digitales tan serios, buscando nuevos rumbos y destinos. Nunca la ciudadanía había estado tan comprometida y clara que no es una disputa ideológica, es por una sociedad distinta. La lucha, en apariencia, es desigual, pero no es así. La lucha sigue.