Juan Francisco Reyes

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Juan Francisco Reyes López
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En una sociedad como muchas de las de América Latina, es importante que la ciudadanía tenga claro los conceptos políticos, económicos y sociales, por ello es procedente citar y transcribir lo que implica el concepto de “anarquía”:

La palabra anarquía deriva del griego “ἀναρχία” (“anarkhia”). Está compuesta del prefijo griego ἀν- (an), que significa “no” o “sin”, y de la raíz arkhê (en griego ἀρχή, “origen”, “principio”, “poder” o “mandato”).

La etimología del término designa, de una manera general, aquello desprovisto de principio de director y de origen. Esto se traduce por “ausencia de apriorismo”, “ausencia de norma”, “ausencia de jerarquía”, “ausencia de autoridad” o “ausencia de gobierno”, y sirve para designar aquellas situaciones donde se da la ausencia de Estado o poder público.

De niño, de joven, de adolescente, solemos decir que cuando una persona no mira de frente, ni se compromete con la búsqueda del bien común, dentro de la sociedad es un hipócrita.

Actualmente, los editorialistas y columnistas que utilizan los recursos disponibles para manifestarse y opinar, muchos de los cuales no dejan constancia clara de dónde provienen sus opiniones y raíces, así como los medios económicos de los que viven y sobreviven, son personas de los que los lectores y la ciudadanía en general tienen que tener mucho cuidado.

No solo son hipócritas, sino más grave aún, son anarquistas y ello significa que sin importarles cada uno de los países, su principal objetivo es sembrar su semilla, sembrar su anarquía y con ello imponer algo que perjudica a la gran mayoría de la población.

Ellos tratan de beneficiarse, sin decir o justificar que son funcionarios internacionales o nacionales, lo que les permite usufructuar la pantalla de analistas cuando de hecho están viviendo de recursos internacionales, de impuestos que los hace encontrarse en torres de oro y marfil, desde donde siembran sus semillas de anarquía.

La soberanía de un pueblo radica en el mismo y si bien la delega lo hace mediante la representatividad dividida en los tres poderes del Estado.

En Guatemala elegimos a la cabeza del binomio presidencial a dos personas. El Vicepresidente no es empleado del Presidente y de hecho los gobiernos que nos han fungido en el período democrático han sido más adecuados comparativamente donde cumpliendo con la constitución ambos, Presidente y Vicepresidente, son complementarios.

En lo personal nunca he permitido que se me menoscabe, tampoco he pretendido ser superior al Presidente electo. Presidente y Vicepresidente son pareja, igual que en un hogar el padre y la madre tienen roles y funciones importantísimos que hace que se desarrolle una familia de mucho mejor manera.

El presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera paulatinamente han tenido que tomar decisiones importantes dentro de la Constitución, en el marco del Estado de Derecho, decir que todas las decisiones que han tomado son fáciles es engañarnos, lo importante es que lo sepan hacer respetando la ley.

Además, para el próximo gobierno que elijamos debemos preocuparnos por elegir a una pareja que nos gobierne y no a un Presidente o Vicepresidente que no se respeten y apoyen.
¡Guatemala es primero!

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