Fernando Mollinedo C.
Durante la existencia de la humanidad, el hombre siempre ha estado en procura de sus particulares intereses; por lo que es explicable que las diferentes personas y grupos sociales persiguieran satisfacerlos invocando causales que -según ellos- fundamentaron el logro de su objetivo.
El bienestar individual, familiar o comunitario, la defensa o imposición de ideales económicos o religiosos utilizando para ello las ventajas que permite el ejercicio del poder, en algunos casos motivaron la realización directa de algunos caprichos. Para obtener el poder real es necesario imponer ideas por medio del convencimiento o la fuerza bruta; siendo acciones efectivas; una, por el entendimiento racional y la otra, por el miedo a sufrir vejámenes.
Los grupos de poder (Religiosos, del saber o de la fuerza) enarbolan sus ideas como la verdadera verdad, que no tiene discusión ni admite pensamiento en contrario (Dogmáticos) y aunque ni ellos mismos se lo crean, realizan acciones para que se acepten sus argumentos como la verdad verdadera; planteadas como cánones a seguir, porque según ellos, contienen principios éticos, morales, religiosos, económicos y de convivencia, que son los mejores para que la sociedad pueda vivir en armonía.
Lo anterior lleva a preguntar: ¿Hay una verdad verdadera? ¿La verdad es cambiante? Los intereses diversos que aparecen por diferentes circunstancias ¿cambian las verdades? ¿Cuántas verdades existen? ¿Por qué razón las personas creen en ideas que les son enseñadas como verdades? ¿Miedo, terror a lo desconocido o al infinito? Los grupos de poder a través del tiempo han guiado a las sociedades estructurando sus plataformas ideológicas y doctrinándolas desde la infancia, por lo que el convencimiento religioso, político, económico tiene una creencia fuerte que garantiza el seguimiento de sus discípulos, simpatizantes y colaboradores.
La humanidad así se ha desarrollado y lo hará por muchísimos años más; los grupos de poder seguirán en la lucha del convencimiento para la satisfacción de sus intereses y creación de riqueza como ostentación o intimidación.
Los grupos de poder denominados a través de la Historia como hordas, clanes, realeza, principados, ducados, imperios, asociaciones, sociedades, clubes, iglesias, organizaciones políticas o partidos, mancomunidades, Estados, gobiernos y otros nombres que indican el atesorar del poder para determinado grupo.
La sociedad guatemalteca desde tiempos inmemoriales ha sido objeto de los intereses del poder; generalmente ejercido por imposición o elección. Todo cambia con el continuo devenir del tiempo y el poder siempre ha construido sus propias resistencias para justificarse ante la amorfa realidad que funciona de acuerdo a los intereses de los privilegiados.
En la política doméstica ¿Quiénes nos dicen la verdad? ¿Verdad para que justifiquen el manejo de la res pública? De los treinta y tantos partidos políticos autorizados por el Tribunal Supremo Electoral, ¿Cuál de todos dice la verdad al pueblo? O ¿el mismo pueblo es el escalón para el usufructo del poder en beneficio de esos grupúsculos llamados partidos?.