Raúl Molina
Celebro la apertura de la “Galería de infames” por el Movimiento de Unidad Progresista y Popular (MUPP) y la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), que identifica a diario aquellas figuras políticas por las que no debemos votar y las incluye en una lista negra, empezando por los presidentes de los Poderes Ejecutivo y Legislativo. No obstante, la medida no es suficientemente radical, porque hay personajes que navegan con bandera anticorrupción, como lo hacía Jimmy, y resultan peores que los visibles. Lo que sí es evidente es que todos los altos funcionarios de los gobiernos de Otto Pérez y Jimmy Morales deben excluirse de continuar en sus puestos (Ministros, Secretarios y otros destacados) o de ser electos para cualquier cargo de elección popular. Se nota el deseo de Jimmy Morales de ser reelecto presidente del país, pese a la prohibición constitucional, y tratará de movilizar al “Pacto de Corruptos” para que se eliminen los obstáculos. El “no a la reelección” le daría un portazo en las narices a cualquier remedo de dictador. Pero también es un “no a la continuidad en los cargos”. Sería intolerable mantener a ministros como Degenhart y Jovel u otro cualquiera un minuto después de la finalización de sus períodos; y tampoco deben pasar a cargos por elección.
El “no a la reelección” es depuración y debe aplicarse también a todas y todos los diputados, sin excepción. Hay quienes no han caído en la corrupción y han tratado de llevar el país por el destino correcto, pero ahora se trata de “borrón y cuenta nueva”. Más adelante, la gente capaz y honesta podrá optar a cargos de elección; pero, en este momento, queremos tener un Congreso sin tachas. Esta iniciativa se aplicará a dos legislaturas: no se elegirá a nadie que haya estado durante el período de Pérez, y nadie que haya estado o esté en el actual Congreso deberá ser “reelecto”. Esto permitirá arrancar con sangre nueva y manos limpias. La no reelección debe aplicarse también a las municipalidades. La reelección comprada a base de favores en el municipio es una copia de la que se hace a nivel nacional; es fácil, como lo demostró Álvaro Arzú, ya que basta con tener más votos, sin mayoría calificada ni segunda vuelta. Ningún alcalde es indispensable y muchos han ganado sus reelecciones a base de transfuguismo y monopolio personal de poder. Además, buena parte de los negocios ilícitos se realizan a nivel municipal.
Sería utópico pensar que la prohibición de la reelección llegará por transformación de la LEPP u otra regulación específica, ya que el Congreso es incapaz de llegar a la autodepuración. Nos toca a ciudadanos y ciudadanas actuar con determinación. Quienes ejercemos el voto debemos votar contra quienes quieran reelegirse. Para ello, MUPP y RPDG deben continuar con su “Galería de infames”, la cual debe ser constantemente alimentada por quienes estemos contra la corrupción y la impunidad. En la fase primaria, cuando se elijan internamente en los partidos políticos, debemos denunciar a estos públicamente, llevando a la prensa los nombres que no merezcan ser electos o electas. Más importante, a la hora de votar debemos escoger solamente a personas probas y capaces.