Juan Antonio Mazariegos

jamazar@alegalis.com

Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

post author

Juan Antonio Mazariegos G.

Esta semana el gobierno de El Salvador hizo del conocimiento público que rompía relaciones diplomáticas con Taiwán, también conocida como China Nacionalista y que iniciaba relaciones diplomáticas con la República Popular China, convirtiéndose así, en el tercer país en tomar ese rumbo en lo que va del último año y dejando, en la región centroamericana, únicamente a Honduras, Nicaragua y Guatemala como los últimos países de Centroamérica que aún conservan relaciones diplomáticas y reconocen el gobierno de la isla disidente de Taiwán.

La política de una sola China que impulsa el gobierno de la República Popular China tiene como objetivo claro el lograr el reconocimiento universal de su país como el único gobierno chino, aislar diplomáticamente al gobierno de Taiwán y buscar la unificación final.

Para nadie es un secreto que la diplomacia es la cara amable de un juego geopolítico mundial, en donde las grandes potencias mueven sus influencias para apuntalar sus intereses y mantener su hegemonía, China Popular seguro tiene mejores y mayores intereses en otras partes del mundo, sin embargo, el tema de Taiwán es para ellos un problema de honor, la revolución comunista que encabezó Mao Zedong no concluyó con la toma total del país, ya que los nacionalistas de Chang Kai-shek lograron escapar del continente para hacerse fuertes y aislarse en la isla de Formosa que hoy aún gobiernan. Para el gobierno de China Popular la unificación de todo el país en una sola china y con un solo gobierno, que por supuesto sería el de ellos, se transformó en una necesidad de Estado y lo que vemos en Centroamérica con la danza de millones para comprar lealtades no es más que el reflejo de lo importante que es para las dos chinas ese interés.

En Costa Rica, luego de que el país centroamericano tomó la decisión de cruzar el puente diplomático, fueron premiados con el regalo de su estadio nacional, un millonario y moderno complejo construido por empresas y con trabajadores chinos que querían demostrar a los demás países lo bueno que es aliarse a China Popular. Por supuesto Taiwán no se queda atrás, la autopista que se construye en Guatemala, desde la ciudad capital hacia la localidad de El Rancho, es una muestra latente de lo conveniente que es para Taiwán conservar la relación con el gobierno de Guatemala.

Por supuesto, como en todas las disputas internacionales, siempre hay algo que huele mal y los casos penales contra Alfonso Portillo en Guatemala y Antonio Saca en El Salvador solo nos han demostrado que la diplomacia tiene más armas que las sonrisas y los regalos para los países que los reciben, cuando por ejemplo se ha comprobado que el gobierno de Taiwán ha sido el emisor de pagos a Presidentes centroamericanos para mantener su lealtad. Guatemala será de los próximos en ser tentados por China Popular, ya debe haber un esfuerzo concreto tras el objetivo de que cambiemos de bando, se debe vigilar y exigir al gobierno que mantenga una línea de transparencia en donde para la toma de cualquier decisión a ese respecto, solo predominen los intereses nacionales y no las coimas o los intereses particulares.

Artículo anteriorLas judicaturas honestas, garantía de democracia
Artículo siguiente¿Fake News o mentira patológica?