Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com
Antes de abordar una serie de conceptos, considero necesario proponer dos definiciones de ciudadanía, para poder estar en contexto y saber en líneas generales acerca de qué estamos tratando.
La ciudadanía es una condición que reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de un país determinado.
Por otro lado, la ciudadanía puede ser definida como la condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.
Con esta aproximación conceptual, podemos profundizar y analizar dos conceptos como la ciudadanía política y la ciudadanía social.
En la actualidad, se entiende que la democracia es una forma de organización de un grupo de personas, donde la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros. Por lo tanto, la toma de decisiones responde a la voluntad general. En la práctica, la democracia es una forma de gobierno y de organización de un Estado. Por medio de mecanismos de participación directa o indirecta, el pueblo elige a sus representantes.
Se dice que la democracia es una forma de convivencia social donde todos los habitantes son libres e iguales ante la ley, y las relaciones sociales se establecen según mecanismos contractuales. Las clasificaciones de gobierno realizadas por Platón y Aristóteles aún se mantienen en su esencia. Mientras que la monarquía es el gobierno de una persona, la democracia es la forma de gobierno “de la multitud” (Platón) o “de los más” (Aristóteles). Cuando las decisiones son adoptadas en forma directa por el pueblo, se habla de democracia directa.
En cambio, la democracia indirecta o representativa hace referencia al sistema donde las decisiones son tomadas por aquellas personas a las que el pueblo reconoce como sus representantes legítimos. Cabe resaltar que la democracia participativa aparece cuando el modelo político permite que los ciudadanos se organicen para ejercer influencia directa sobre las decisiones públicas. La esencia del sistema democrático supone la participación de la población en el nombramiento de representantes para el ejercicio de los poderes Ejecutivo y Legislativo del Estado.
La calidad del desarrollo humano en Guatemala dependerá siempre de la calidad de la Democracia. Esta a su vez se desarrolla gracias a la naturaleza de la ciudadanía que participa en los asuntos públicos.
Sin embargo, el pasado autoritario ha dejado como una de sus herencias una ciudadanía débil, con poca capacidad e interés para participar en los asuntos públicos. Para alcanzar la visión de nación que se propone, es indispensable mejorar la participación de la ciudadanía en el Estado.
La falta de experiencia en el debate democrático, la débil formación que poseen los dirigentes, y las barreras que dificultan el acceso a información hacen que la mayor parte de organizaciones y partidos políticos se inhiban de participar de manera informada y propositiva en el debate público, con esto faltan a su principal punto de funcionamiento, el servir de vía de comunicación entre el Estado y la sociedad.
Otro elemento importante es la capacidad de diálogo y de construcción de propuestas. Al igual que sucede en el sector privado, la ciudadanía organizada está acostumbrada a dialogar y negociar pensando en juegos de suma cero, donde la existencia de una ganancia presupone la existencia de un perdedor, este nivel de diálogo se repite en iguales circunstancias y con semejantes o peores resultados en la relación entre partidos políticos, o entre estos y otras instituciones.
Continuará…