Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Ayer el Papa Francisco, a través de una carta, abordó el tema de los abusos en la Iglesia y dijo: “Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes. Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado.

Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse. El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad.”.

Como católico siento pena por lo hecho a esos miles de niños y jóvenes alrededor del mundo por quienes estaban llamados a guiarlos y no a abusarlos, pero también siento mucho orgullo que el líder de la Iglesia aborde el tema con total entereza, no solo diciendo por primera vez en la historia que lo ocurrido es un crimen, sino que además sentando las bases para que la Iglesia y todos sus actores seamos parte de la garantía que los menores y adultos que desean practicar la fe lo hagan, pero no en condiciones de vulnerabilidad.

Y me congratulo aún más, porque el Papa Francisco sale a dar la cara en un mundo en el que nos hemos venido acostumbrando que las acciones no se asumen como Dios manda. Todos podemos cometer errores en la vida, pero debemos aprender a asumirlos con entereza y humildad, asumiendo las consecuencias porque aunque no es fácil, no queda otra si se desea recorrer un camino digno por la vida.

Lo fácil es buscar excusas y viendo el momento que como país atravesamos, esta situación que vive la Iglesia nos debe enseñar mucho y la actitud del Papa nos debe alumbrar al camino. Por ejemplo, si en Guatemala nos quejamos que el Sistema de Justicia no funciona, tengamos la entereza de debatirlo como debe ser para buscar soluciones y no solo pretender arreglar las cosas que para algunos pueden ser la conveniencia del momento porque eso es como cuando en la Iglesia solo aceptaron las renuncias de los pederastas.

Si alguien recibe un beneficio por integrar un Gabinete o una Junta, por ejemplo y cobra su cheque porque siente que se lo ha ganado, también debe asumir las consecuencias de estampar su firma en actos aunque existan algunos que quieran minimizar esas responsabilidades e, insisto, eso sería como excusar a los superiores de la Iglesia que tuvieron conocimiento y por la razón que sea, avalaron los hechos con acciones u omisiones. Unos y otros en este ejemplo, si no estaban de acuerdo con el manejo de la situación, debieron haberlo expresado y dejar las constancias de rigor.

Sin duda alguna son días negros para la Iglesia y seguramente mucha gente se cuestionará el ejercicio de la fe católica, pero gracias a Dios tenemos un líder con carisma y la entereza suficiente para comandarnos y guiarnos hacia un futuro mejor, haciéndonos ver que todos debemos asumir las consecuencias de nuestras actos pues ya sea por acción u omisión, debido a que los feligreses debimos haber sido más vocales para forzar a la Iglesia a no meter la grave realidad debajo de la alfombra.

Esta es una oportunidad para los católicos, pero también para todos para asumir lo que debemos, implicando por tanto, componer lo que se debe sin excusas.

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