Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Hace muchos años, aún sin ser estudiante universitario, fui a la Universidad de San Carlos de Guatemala. En ese paseo por sus edificios y campos me impresionaron sus murales, particularmente los que se encuentran en los edificios de Bienestar Estudiantil y en el S-5. Tiempo después, asistiendo como estudiante, tuve el placer de conocerlos todos o casi todos y descifrar cada mensaje plasmado en ellos según sus respectivos contextos históricos. Uno de los murales que más me gustaba plasmaba la imagen de un gorila entre rejas, ataviado con traje, gorra y botas de militar, con el siguiente mensaje: “los gorilas al zoológico, los hombres al poder”. Este y otros murales fueron creados por Arnoldo Ramírez “El Tecolote” Amaya, con el propósito de denunciar los actos de barbarie que la dictadura militar estaba cometiendo.

Con un mensaje muy breve la imagen del gorila militar encierra una verdad sobre el ejercicio autoritario del poder: impone a sangre y fuego sus intereses, sean los que sean. La ciencia forense ha puesto en evidencia los actos de terror que durante 36 años ejecutó el Ejército de Guatemala; como gorilas serviles a los intereses de la oligarquía guatemalteca. La firma de los Acuerdos de Paz suponía como sociedad la superación del gorilismo como mecanismo para ejercicio del poder; el fin del autoritarismo de los sectores conservadores que ostentan el poder económico, político y militar en el país. Sin embargo, nuestra historia fruto de pocos cambios estructurales, nos vuelve a la barbarie.

Antes veíamos a policías y militares reprimir por medio de la agresión, violación y asesinato; acompañados en ocasiones por grupos de ejecución extrajudicial compuestos por miembros de la elite económica. Hoy vemos a la misma élite, tras el falso discurso del resguardo de la institucionalidad, avalar el incremento de la desestructuración de carácter civil de la PNC. Somos testigos de asesinatos a opositores políticos, agresiones a integrantes de la comunidad internacional que está prestando servicio en defensa de la democracia. Nos indignamos ante las acciones violentas de los grupos fascistas de extrema derecha que sienten la amenaza de las Reformas Constitucionales, el fortalecimiento de las capacidades de fiscalización del TSE y la protección a las niñas víctimas de violencia sexual.

Desde el autoritarismo en el gobierno de FCN, el utilitarismo de la élite económica y la insensatez de los grupos de choque actuales, hoy se registra el incremento del discurso del odio, la violencia y la intolerancia a las prácticas democráticas. Herencia de los 36 años de gorilismo militar. Pudieran haber sido parte de la transformación, sus recursos pudieron haber servido para su propio desarrollo intelectual, tuvieron la oportunidad de ejercer ciudadanía, pero no. Al final de cuentas, estos y estas gorilas aunque se vistan de seda, gorilas se quedan.

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