Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Con las Cédulas de Vecindad en las manos y resguardadas en pequeñas bolsas plásticas, las y los comunitarios, portan este documento, como una prueba irrefutable de que tanto ellos y ellas, sus abuelos y abuelas, así como muchas generaciones atrás, nacieron y vivieron en la Comunidad de Chicoyogüito, ubicada en Cobán, Alta Verapaz. Las y los quekchíes que habitaron Chicoyogüito han sufrido al menos 5 procesos de despojo a través de la historia. El primero de ellos, lo sufrieron cuando la invasión española impuso que esas tierras sobre las que estaba afincada la población, fueran sometidas al Régimen español.

Posteriormente con la llegada de la Reforma Liberal y la colonización alemana en las Verapaces, las tierras de la comunidad son entregadas a alemanes para su uso y tal como el régimen racista había sido diseñado, la tierra de Chicoyogüito fue entregada con todo y sus habitantes. A la llegada de la Revolución de Octubre, aunque las tierras son despojadas de la propiedad de los alemanes, la comunidad no es reconocida como legítima propietaria y por lo tanto las tierras pasan a formar parte de la propiedad del Estado guatemalteco. Sin embargo con el inicio del Conflicto Armado Interno, el Estado guatemalteco a través del Ejército identifica a la comunidad de Chicoyogüito como un espacio desde donde poder implementar el teatro de operaciones contrainsurgente y de esa cuenta, las y los habitantes son expulsados de su propia tierra un 28 de julio de 1968, con el fin de instalar la Base Militar No 21.

Muchos y muchas de ellas, no sólo fueron expulsados de su tierra con el propósito de sembrar la muerte y la violencia por parte del Ejército, sino que además fueron esclavizados para que a través de su trabajo sirvieran a los miembros de la fuerza armada ahí instalada. Hoy sus tierras incluso han sido fraccionadas para ser entregadas a miembros del Ejército. A partir del 2005 la Base Militar No 21 ha pasado a formar parte de lo que hoy se conoce como el Comando Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (Creompaz) que las Naciones Unidas utiliza para formar fuerzas armadas que se incorporarán a distintas misiones alrededor del mundo.

Desde esta base militar se impuso en la Región Quekchí el terror, las masacres, la violencia sexual, la desaparición forzada, de lo cual da cuenta el hallazgo de varias fosas comunes, en donde han sido localizadas más de 500 osamentas humanas, que durante la década de los 70 y 80 fueran detenidas y desaparecidas por el Estado guatemalteco.

Las y los legítimos propietarios de Chicoyogüito reclaman sus tierras y como el ave fénix han resurgido de las cenizas y resisten para vivir, de tal cuenta que no descansarán hasta alcanzar la justicia y la devolución de la comunidad. Es deber nuestro como sociedad y como Estado restituir el daño provocado contra las y los comunitarios, devolverles sus tierras y hacer responsables a todos aquellos que produjeron este infame despojo y violación a sus derechos humanos.

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