Arlena Cifuentes
Arlena_dcifuentes@hotmail.com

Ante la crisis institucional en la que hoy se encuentra sumida la sociedad nicaragüense, que con toda la valentía se ha unido para repudiar el régimen represivo y dictatorial de Daniel Ortega y su cónyuge, no puedo dejar de manifestar mi admiración por la actitud tan aguerrida asumida por el pueblo de ese hermano país. Lo cual me lleva a hacerme el planteamiento: ¿Qué reacción tendríamos los guatemaltecos ante una situación similar? En la actualidad estamos viviendo una crisis institucional que no queremos ver.

Los guatemaltecos en política y algunos otros aspectos somos cobardes, cómodos, desleales, poco solidarios y mediocres lo que fácilmente nos lleva a ser serviles. Por ello somos un pueblo dividido y fácilmente manipulable por los “más listos” cuyos intereses están bien definidos, ya sea por mañosos o por astutos, aprovechándose así de la “ignorancia y la mediocridad” de quienes no pudieron aprender a pensar por sí mismos porque les fue coartado ese derecho o por los mediatintas que prefirieron optar por lo más fácil, es decir, que otros lo hagan por ellos.

Las huestes son un claro ejemplo de ello, dirigidas por pseudolíderes. Uno de nuestros grandes males es la usencia de un verdadero liderazgo. Los falsos principios y valores que hoy maman nuestros niños y jóvenes son la comodidad y el utilitarismo, ingiriendo diariamente buenas dosis de impunidad y corrupción en todas las áreas de su vida. He afirmado que somos un pueblo de borregos, seguimos al burro (esos que llamé pseudolíderes) permitiéndoles que piensen por nosotros.

La Hora del despertar ha llegado y seguimos esperando que otros, a los que ya me referí, pretendan darnos una salida sin tener las capacidades, principios y honorabilidad necesarios. Seguimos escribiendo incansablemente casi sobre lo mismo, pero no pasamos de ahí; probablemente usted que me hace el favor de leer esta columna se diga: ¿qué puedo hacer “yo” en lo individual?

Es tiempo de dejar el cacareo, de desvestirnos de ideologías, el conservadurismo y el populismo están demás, está demostrado que estas alegorías no nos han llevado a nada. Los problemas fundamentales del país los conocemos, a no ser que hasta en eso estemos divididos. Entre tanto sigamos siendo espectadores seremos cómplices de la debacle de nuestro país.

Por ello, y consciente de que algo debemos hacer hoy, propongo unirnos alrededor de la elaboración de una propuesta mínima, para lo cual es importante conformar un equipo multidisciplinario, con gente proba, con experiencia, con la humildad necesaria que le permita despojarse de sus intereses particulares permitiendo así, la prevalencia de un SOLO norte, de un solo camino: sacar al país de la profundidad del abismo en el que hoy se encuentra.
Si usted, es columnista de este medio de comunicación y considera que posee estas cualidades le invito a que nos sentemos alrededor de una misma mesa, pensando en el país, con el objetivo de generar una propuesta seria, realista, que no pretenda solucionar TODOS los problemas del país de un solo tajo. Una vez terminada, tendría que ser entregada a los partidos políticos para que sirva de base a un programa de gobierno; y que por otra parte, nos permita demandar de ellos, acciones y soluciones concretas a los problemas fundamentales. Socializarla sería un objetivo importante.

Que soy idealista, sí, lo sigo siendo; en el pasado el idealismo no me sirvió de mucho; pero SÍ los principios y valores a los que siempre me aferré con garra y sin ningún miedo; esos mismo me sustentan hoy, y llaman a mi responsabilidad y a mi conciencia de ciudadana.

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