Siempre se ha dicho que las malas noticias ahuyentan la inversión y alejan a los turistas, cantaleta que, llevada al paroxismo de las Fake News, se repitió ayer en la presentación de una supuesta estrategia para atraer más visitantes a Guatemala y el mismo Presidente de la República refirió payasadas como aquella de que si quieres vender tu camello no hables mal de él, que cae como anillo al dedo para defender a los estafadores que engañan a los compradores de algo chueco, maltrecho o inútil.
En honor a la verdad hay que decir que la mentira y el engaño nunca han sido buenas noticias y que, por el contrario, la realidad tal cual es debe ser lo que se enfrente siempre sin lloriqueos de ninguna especie. Guatemala es un país maltrecho porque carecemos de autoridades que se ocupen de políticas públicas para erradicar los vicios que nos han destruido como Nación y debilitado como Estado. No por ocultar nuestros niveles de pobreza y el abandono de la población esa realidad va a desaparecer ni por no hablar de nuestras maltrechas carreteras las mismas parecerán en buen estado a los visitantes.
Negar que sufrimos violencia e impunidad no ayuda absolutamente a pintar un panorama idílico del país, porque lo único que nos puede mejorar es el enfrentamiento racional de nuestra realidad para emprender acciones que nos permitan cambiarla. Eso es lo que, en honor a la verdad, tenemos que hacer con entereza y determinación si queremos ofrecerle al mundo un sitio turístico realmente atractivo y competitivo.
El único que se beneficia del engaño de mentiras sobre nuestra realidad es un gobierno inútil que no atina a dar un paso en la dirección correcta y que necesita que se oculte su fracaso. Esa es la pura verdad de lo que está ocurriendo y es una vergüenza que para asegurar tranquilidad a un equipo no solo inepto sino corrupto, se tenga que montar la patraña de que Guatemala es un paraíso absoluto en el que lo único malo que tenemos son las noticias falsas que se propagan. Ocultar la realidad nunca ha sido buena estrategia más que para los estafadores y por lo demostrado por el Presidente, con el tan chiste del camello inútil que su dueño quiere vender, confirma que en su mente no está cambiar nada sino simplemente barnizar las cosas para agarrar de babosos a los incautos que se puedan tragar todas las patrañas que su gobierno propone como piedra angular de la estrategia para atraer más turistas.