Francisco Cáceres Barrios
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Indudablemente que en la vida los seres humanos sufrimos grandes decepciones pero, gracias a mis padres y maestros nunca he recibido lo que se llaman grandes sorpresas, por lo que a estas alturas considero que soy persona difícil para que me tomen el pelo. Digo esto, porque con la “fiebre del fútbol”, hemos visto en los últimos días la gran decepción que se llevó la entusiasta fanaticada mejicana, con eso de que le hayan vendido la idea de tener una selección invencible, al punto que podría llegar hasta coronarse campeona del mundo. Pero, sin ser expertos ni fanáticos de ese deporte, para muchos se veía venir que de un momento a otro iban a ser eliminados, destrozando con ello las esperanzas de millones de seguidores de llevarse debajo del brazo el mentado trofeo.
Y es que creo que algo por el estilo también le puede ocurrir al pueblo mejicano con el triunfo de su candidato Andrés Manuel López Obrador, quien ha declarado ser un enemigo acérrimo de la corrupción y que, como prueba de ello, va a reducir los sueldos de altos funcionarios hasta en un cincuenta por ciento, como que con ese dinero va a lograr el progreso de muchos millones de mejicanos que en el pasado sirvieron de modelos para ir hacia el norte en busca del mentado “sueño americano”, lo que en la tierra de Moctezuma nunca pudieron alcanzar. Por ello es que desde ahora digo que ojalá me equivoque con mi inveterada desconfianza y que no vaya a ser otro sueño perdido más en su largo historial de desengaños.
Pero hablando de desengaños y retornando a lo nuestro, los guatemaltecos tenemos el sobrado derecho de saber desde un principio y de manera pormenorizada, adónde van a ir a parar los Q536.4 millones que el portal del Ministerio de Finanzas ya reporta como el total de gastos resultantes de la emergencia en 13 entidades estatales. ¿O es que los guatemaltecos con toda la experiencia adquirida no tenemos el derecho de saber si en verdad tanto pisto va a servir para infraestructura, reposición y reconstrucción de puentes, mejoramiento de carreteras, programas sociales y ¿si en verdad el Ejército se va a gastar Q28.7 millones para atender las necesidades derivadas del desastre provocado por el Volcán de Fuego, en adquirir entre otras cosas cámaras fotográficas, drones, chalecos y otros accesorios?
Las autoridades deben comprender que lo anterior no son exigencias innecesarias o intereses creados, sino es el resultado de tantas malas experiencias sufridas por la población al enterarnos de falsos desayunos en oficinas públicas o de tantos innecesarios alquileres de naves aéreas, solo para citar un par de ejemplos.