Emilio Matta Saravia
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México es el quinto país al que más exportamos y el tercero de donde más importamos en términos de dólares anuales. Eso hace que su economía y su política sean muy relevantes para nosotros y, por ende, los resultados de las elecciones generales del pasado domingo, donde resultó electo por mayoría (53% de los votantes) el candidato Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Independientemente de su ideología y de lo que sus simpatizantes o detractores puedan decir de López Obrador, el considerable margen de victoria que obtuvo el pasado domingo da una clara idea del hartazgo que tenía el electorado mexicano de los políticos tradicionales del vecino país, es decir el PRI y el PAN. Considero también importante analizar el enorme reto que tiene delante López Obrador y cuáles pueden ser sus mayores obstáculos para lograr sus objetivos.
Vale decir que el sistema de gobierno mexicano, a pesar de ser presidencial, al igual que Guatemala, funciona de una forma muy distinta. En primer lugar, su sistema legislativo es bicameral, es decir, que existen dos cuerpos que ejercen las funciones legislativas: el Congreso y el Senado, siendo el Congreso el encargado de aprobar leyes federales, impuestos y el Presupuesto nacional, mientras que el Senado atiende todos los asuntos concernientes a política exterior y tratados internacionales. Esta es una diferencia importante con respecto a Guatemala. Asimismo, el gobierno local lo ejercen los gobernadores estatales, muy distintos a los gobernadores departamentales de nuestro país, ya que en México son cargos de elección popular (detalle muy importante ya que no necesariamente son del mismo partido que gobierna), y además tienen un mayor poder al tener a su disposición un ingreso fiscal estatal y un amplio poder de ejecución de obra pública, a diferencia de Guatemala. Los gobernadores estatales son, por ende, piezas fundamentales para que el Gobierno Federal (que presidirá López Obrador), pueda ejecutar sus planes de gobierno exitosamente.
En cuanto a sus propuestas de gobierno, se pueden resumir en desarrollo económico inclusivo tocando distintos ejes económicos, realizar una reforma fiscal, más no aumentando impuestos sino reasignando recursos para destinarlos a inversión pública (infraestructura) e inversión social (atendiendo pobreza y desigualdad), y un combate frontal a la corrupción.
En mi opinión, el reto más importante, difícil y peligroso a la vez que tendrá AMLO desde el primer día de su gobierno es precisamente en el combate a la corrupción. En un país de las dimensiones de México, donde la corrupción y el saqueo están enquistados de forma sistémica en todos los niveles, la tarea será titánica, por decir lo menos. Además, se tocarán a personas y estructuras, tanto de la política como del sector privado, cuyo modus vivendi es basado precisamente en la corrupción. Los gobernadores estatales serán actores claves, ya que en esos niveles medios del gobierno es donde se manejan programas clientelares de inversión y ejecución de gasto público, y es también uno de los principales focos de corrupción del país.
Si López Obrador y su equipo de gobierno pueden atacar exitosamente la corrupción a nivel de gobernaciones estatales, entonces tendrá una muy buena posibilidad de ejecutar los planteamientos económicos, fiscales y sociales que pretende. Todo dependerá del grado de compromiso que tengan él y su equipo para afrontar su principal reto: la corrupción.