Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

En Guatemala muchas afirmaciones se hacen sin ningún sustento, con lo cual no sólo son falacias, pero aún más graves se convierten en mentiras que muchas personas repiten únicamente porque lo dijo una persona en algún programa de televisión, cuando en realidad ese tipo de afirmaciones sin fundamento responden fundamentalmente a malas intenciones políticas, en tanto, se hace una aseveración contundente en lo económico, pero lo que esconde es una cuestión política de fondo, que es lo que más interesa a la persona que lo afirma.

Todo esto viene a cuento de la afirmación que hizo en un programa de televisión el doctor Francisco Beltranena, quien dijo –palabras más, palabras menos–: “que la lucha contra la corrupción había dañado a la economía”. Ciertamente, he escuchado esta aseveración por otras personas cercanas y siempre he aclarado que esto es falso por principio. Sin embargo, detrás de la misma únicamente se encuentra la intención política de deteriorar la imagen de la CICIG y con ello desprestigiar la lucha contra la corrupción.

En este caso, tengo que disentir con el doctor Beltranena, pues su afirmación es COMPLETAMENTE FALSA, la economía guatemalteca se encuentra en una fase de desaceleración provocada por distintos factores que son propios de fenómenos económicos externos, como de cuestiones económicas internas. Dentro de los de origen externo se encuentra una fase de desaceleración de las economías desarrolladas, la virtual guerra de aranceles que ocurrirá en el corto plazo, las expectativas poco optimistas con la postura del presidente Trump, en tanto se encuentra incrementando aranceles a productos de distintos países como China, Alemania y Canadá, por ejemplo, con lo cual provocará represalias en la misma línea, tal como está ocurriendo con Canadá, por ejemplo.

En el ámbito interno, la situación política no contribuye en nada a generar un ambiente más sano en lo económico con un gobierno desprestigiado y paralizado; e igualmente un Congreso que se encuentra preparando iniciativas de ley para su beneficio y absolutamente nada a favor o beneficio de la sociedad guatemalteca. El crédito al sector privado se ha venido cayendo, así como las exportaciones y las importaciones han sufrido de reducciones, sumado a un tipo de cambio en donde se ha venido apreciando el quetzal frente al dólar, como resultado de la abundancia de dólares en el mercado guatemalteco, producto de las remesas familiares, pero también de los flujos de capital por préstamos en moneda extranjera, sin dejar de mencionar las actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico.

Por lo tanto, querer adjudicarle a la lucha contra la corrupción la culpa de la ralentización (desaceleración) de la actividad económica, es un completo absurdo e igualmente esconde –malintencionadamente–, un mensaje de los grupos que pretenden continuar viviendo del patrimonio del Estado.

Para decir esto, hay que contar con información oficial, cierta y confiable, por lo demás, es una burda mentira que pretende desinformar a todo el pueblo de Guatemala. Es más, el jueves 28 de junio en el Colegio de Economistas se presentó un modelo matemático en el cual se comprobó que efectivamente la lucha contra la corrupción, no ha afectado en nada a la economía. El conferencista principal fue mi buen amigo Mamerto Reyes –un brillante matemático, investigador y economista–, con los comentarios de Marvin Flores de Acción Ciudadana y Carlos Alvarado Mendoza del ICEFI, quienes secundaron lo afirmado por Mamerto. Una revisión de la memoria de esta conferencia podría ayudar al doctor Beltranena a evitar decir falsedades que esconden posiciones de grupos de interés.

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